Gran parte de los comentarios del debate recientemente sostenido entre los candidatos presidenciales del pacto “Nueva Mayoría” han apuntado a buscar a los ganadores y los perdedores, analizando detenidamente cada una de sus respuestas, niveles de agresividad, haciendo encuestas telefónicas, y destacando los comentarios de las redes sociales.
Sin embargo, poco se ha destacado el gran rating que tuvo este espacio (20 puntos promedio) en un horario en que habitualmente el tipo de programación es diferente y más orientada a la entretención masiva. La política interesa e importa y esa en si es una gran noticia y el gran logro de este debate y proceso politico.
El debate político, desde una perspectiva democrática, es mucho más que una mera competencia entre personas a las cuales se les pone nota.
Un debate es la oportunidad que tienen las personas de conocer con mayor profundidad y detención las diferencias, pero también las similitudes entre quienes solicitan su apoyo en las siguientes elecciones.
Asumiendo la historia y realidad de la política en Chile, el debate de los candidatos del pacto “Nueva Mayoría”, tuvo un gran mérito de carácter transversal. Hace mucho tiempo que no veía a candidatos presidenciales abordando directamente temas como nueva Constitución, asamblea constituyente, terminar con las AFP y con el sistema de Isapres, gratuidad en la educación etc. Se podrá afirmar que en varios casos se requiere precisiones y mayor detalle, pero es una consecuencia del debate el poder focalizar donde se deberán poner los énfasis en las futuras discusiones.
Pero además, para ser honestos, hace unos años nadie se habría imaginado siquiera que tres de cuatro candidatos presidenciales se manifestaran expresamente a favor del matrimonio igualitario o del aborto en algunos casos. He señalado anteriormente la necesidad de correr fronteras, entendido esto no como la adopción de posturas más o menos “liberales” o “progresistas”, sino simplemente porque en una sociedad abierta no puede haber temas vedados a la discusión pública. No olvidemos que hasta no hace muchos años había palabras que no se podían siquiera pronunciar.
Mirado desde este punto vista, los únicos peligros que corría el debate televisado entre Michelle Bachelet, Claudio Orrego, José Antonio Gómez y Andrés Velasco, eran la intrascendencia política o la indiferencia ciudadana, cosas que definitivamente no ocurrieron.
En conclusión, más allá de la “opinología” de quien ganó y quien perdió, lo notable de lo ocurrido ahora, es la constatación del profundo cambio de los temas sobre los cuales se comienza a construir la nueva agenda política nacional, considerando incluso que varios de ellos son también al mismo tiempo temas por años pendientes.
Pensar que vamos a discutir por fin sobre un nuevo “Contrato Social” para Chile y que las clásicas nociones de derechos, libertad, igualdad y no discriminación están cambiando, nos muestra que realmente estamos por fin entrando a un nuevo ciclo político.