Al igual que la famosa frase del tripulante del Titanic, Frederick Fleet, que avisaba minutos antes de impactar el gran bloque de hielo, Felipe Larraín envió un mensaje muy claro a Codelco. El iceberg a la vista se llama costos y si no se hacen los cambios a tiempo, el golpe se sentirá no sólo en la estatal, sino también en el resto de la industria y por ende, en la billetera del país.
En las últimas semanas el precio del cobre ha oscilado alrededor de 320 US¢/lib, sólo comparable con lo que ocurría a inicios de 2010. Pero hay dos diferencias con lo que ocurría en esa fecha.
Internacionalmente nos enfrentábamos a un incremento en la demanda mundial, liderada principalmente por China, y domésticamente el costo de producción(1) era de 104 US¢/lib, versus 164 US¢/lib en 2012. En simples palabras, hoy el negocio es un 60% menos rentable y enfrentamos una potencial contracción de la demanda internacional.
En la industria de los commodities, donde el mercado fija los precios, la competitividad se logra sólo mediante la diferenciación en costos. Para el caso de la industria del cobre en Chile, principalmente en la gran minería, los principales desafíos planteados por el ministro Larraín, son energía, laborales y menor ley de mineral. Pero existe un cuarto elemento que impacta en ésta ecuación, el mercado de proveedores.
Ante consecutivos periodos de alza en el precio del cobre, el foco de la industria ha sido principalmente de corto plazo, cómo extraer una gramo más de mineral. El costo no ha sido una prioridad, ya que el precio internacional justificaba cualquier iniciativa productiva.
El problema subyacente es que ante la falta de visión de largo plazo, no se ha realizado una correcta relación con los distintos proveedores.
Todos, empresas mineras y los diferentes proveedores, han venido navegando a la misma velocidad.
Cada jugador ha recibido un pedazo de la torta y la han gastado de la misma manera.Pero cuando el capitán del barco pide virar lo más fuerte posible para evitar el iceberg, muchos proveedores no podrán mantenerse en el barco y serán las primeras víctimas, pagando el costo de evitar un mayor naufragio.
En resumen, el mensaje que no se dice en junta de accionistas de Codelco va dirigido a los proveedores de la industria. No hay salvavidas para todos, sólo para aquellos que sean capaces de sacrificar parte de su margen en pro de una relación de largo plazo, mejorar su productividad y ser más eficientes.
Aun existe poder de negociación del lado de los proveedores y para aprovecharlo deben ser ellos los proactivos en proponer las soluciones a este desafío. Si dejan pasar el tiempo, la negociación se transformará en una imposición unilateral de suma cero, como ya ocurrió en crisis anteriores.
(1)Cash Cost.