El discurso presidencial del 21 de mayo fue un Mensaje sin contenidos programáticos y estratégicos para las regiones y la descentralización del poder político. Lo que se dijo, no tuvo relación con los problemas que en materia de centralismo político viene padeciendo Chile desde hace más de una década.
Para sustentar lo dicho anteriormente, veamos algunos detalles de este discurso en lo que concierne a regiones y descentralización.
El discurso del presidente Piñera tuvo 14.540 palabras. En ese universo de palabras se pudieron distinguir sólo 5 menciones a las regiones, una mención a la descentralización, una a los municipios y ninguna a la palabra regionalización.
De las menciones hechas para las regiones, la primera fue para hacer alusión al fortalecimiento de la red de salud.
(Página 18) “Y para dotar a esta red de los médicos especialistas necesarios, hemos duplicado sus becas de formación, llegando hoy a casi mil al año, lo que nos permitirá incorporar durante este Gobierno tres mil nuevos médicos especialistas, particularmente en regiones, atendiendo en la red pública de salud”.
La segunda alusión a regiones fue para fortalecer su convicción de combatir el “terrorismo”.
(Página, 22) “Cada vez que las circunstancias y antecedentes lo hagan necesario, y siempre dentro del Estado de Derecho, seguirá invocando la Ley Antiterrorista, no contra pueblos o regiones, sino contra los terroristas que tanto daño causan a esos mismos pueblos y regiones, y al país en general”.
La tercera mención fue para repasar o recordar los avances logrados en materia de desconcentración y democratización regional concretados en años anteriores:
(Página 23) “Finalmente, hemos dado pasos mucho más largos y veloces en favor de nuestras regiones y comunas, transfiriéndoles más recursos, funciones, atribuciones y responsabilidades…Quiero agradecer a este Congreso la aprobación del proyecto que estableció la elección directa por los ciudadanos de los Consejeros Regionales”.
La cuarta fue para referirse a propuestas de transporte público, que además van a favorecer a los centros más poblados de regiones:
(Página, 25) “Para mejorar nuestro sistema de transporte público, tanto en Santiago como en regiones, hemos iniciado un ambicioso programa de inversión para mejorar el Transantiago… También estamos implementando los trenes de cercanía desde Santiago a Rancagua y Melipilla, mejorando la calidad del Merval en la Región de Valparaíso y del Biotren en la Región del Biobío” .
La quinta mención fue para aludir a un logro de desconcentración administrativa en materia de Medio Ambiente:
(Página, 27) “Ya tenemos en pleno funcionamiento el nuevo Ministerio del Medio Ambiente con representación en todas las regiones del país, así como el Servicio de Evaluación Ambiental, la Superintendencia del Medio Ambiente, los primeros Tribunales Ambientales y el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad”.
En resumen, no hubo ningún anuncio asociado al fortalecimiento de la descentralización política, menos a la regionalización o algún proyecto que favorezca y promueva específicamente el desarrollo regional. Todo ello no se pudo distinguir en el discurso presidencial.
La hipótesis para explicar esta omisión puede ser porque el gobierno debe considerar que los dos proyectos emblemáticos que hoy existen (elección de cores ya aprobado) y fortalecimiento de la regionalización (que está en discusión en el Senado) son suficientes para hacer carne la “revolución descentralizadora” anunciada por el mismo presidente Piñera en su cuenta pública del año 2010.
Como ya lo he señalado en columnas anteriores, ninguno de los dos proyectos mencionados anteriormente se relaciona directamente con la solución al problema de fondo que padece Chile que es de Centralismo Político.
Por una parte, el proyecto de ley sobre regionalización que se encuentra en el congreso (en el senado) fortalece la figura del Intendente y minimiza la de los consejeros regionales, es decir, fortalece el centralismo político.
Y por otro lado la elección de consejeros regionales sin funciones políticas y administrativas sustantivas que cumplir, hacen que se democratice el cuerpo colegiado del nivel regional, pero que no se avance en descentralización del poder político en ese mismo nivel de gobierno.
Parece ser que la descentralización política para este gobierno -por “ideología y convicción”- se confunde con desconcentración administrativa.
Finalmente con este discurso se confirma que la “revolución descentralizadora” anunciada por el presidente Piñera en el año 2010 no es tal.
Con ello se cierra un ciclo de gobierno de la alianza, donde la principal lección para las regiones será que a cambio de democratizar la elección de consejeros regionales, se fortalecerá el centralismo político, y se consolida la frase inaugurada por Pinochet en 1974 quien señaló que “la administración se descentraliza, pero el poder no”.