En una agenda renovada de Integración en las Américas el tema del transporte es crucial y en particular lo es el desarrollo portuario.
Durante los últimos 20 años los países de las Américas han desarrollado una importante apertura comercial. En la década de 1990 los aranceles disminuyeron de un promedio superior al 40% a cerca de un 10%.Asimismo, los países firmaron varios acuerdos comerciales liberando la gran mayoría de productos que comercializan. Sin embargo, la región aún tiene que avanzar mucho para que los costos del comercio exterior dejen de ser una importante barrera para el comercio intrarregional.
Dichos costos hoy no toman la forma de tarifas o aranceles y son menos perceptibles pero muy significativos.
Son los costos logísticos, es decir, todos aquellos que se generan desde el lugar de producción hasta llegar al consumidor final. Entre ellos, los relacionados con los fletes y transportes son preponderantes. De acuerdo a estudios realizados en la región estos costos alcanzan en los países entre el 18 y el 40 por ciento de su PIB y pueden representar más de la mitad del precio de los bienes comercializados según el producto y la ruta de comercialización.
Hoy los costos logísticos son mucho más importantes que los aranceles. Por ejemplo, el costo de transporte promedio de las exportaciones de la región hacia los Estados Unidos es de 7.8 %, mientras que el arancel promedio es de 2.7%. Para el total de las exportaciones intrarregionales, el costo de transporte representa 4.3% y el de los aranceles 1.9 %.
Los costos de transporte son más altos que los existentes en países desarrollados.El flete marítimo promedio de Latinoamérica hacia los Estados Unidos es 75% más alto que el de Holanda hacia Estados Unidos. Si bien buena parte de ello se explica por el comercio de bienes “pesados”, también se debe a las deficiencias logísticas en puertos y aeropuertos y a una débil competencia en los servicios de transporte.
En América del Sur una reducción de sólo 4,3% en los costos actuales del transporte igualaría a los beneficios de la liberación arancelaria total.Resulta evidente entonces la necesidad de una agenda comercial más amplia que incorpore “nuevos” temas como los costos de transporte. Las áreas en las que hay que enfocarse son la calidad de la infraestructura y la competencia en los servicios de transporte (marco regulatorio).
Una mayor competitividad en el comercio exterior obliga a la búsqueda constante de mejoras en los servicios y a una reducción de costos que se transfieran a los productos. Una reducción en los costos logísticos y de transporte implica un aumento de la competitividad internacional del país, pero también en la productividad nacional.
El potencial de reducción de costos logísticos en la región es enorme.
¿Qué necesitamos entonces? Tener estrategias nacionales claras, compartidas, coherentes y sostenidas en el tiempo; que involucren tanto a empresarios como trabajadores; que estén coordinadas a nivel regional; y por sobre todo, la voluntad política de los gobiernos para llevar a cabo las reformas que se requieren a largo plazo, independientemente de los vaivenes políticos y económicos.
La ampliación del canal de Panamá prevista para fines del 2014, acercará aún más al mercado de los Estados Unidos, que sigue siendo la mayor economía del mundo, al resto del hemisferio.
Aprovechar las oportunidades que ello ofrece requiere mejorar la eficiencia de nuestras cadenas logísticas. Y eso depende solo de nosotros.