Uno de los principales sentidos y alcance que tienen las primarias de la oposición del 30 de junio del presente año es debatir y concordar sobre un programa de gobierno común de la oposición, de lo contrario, estaríamos transformando las primarias en un concurso de belleza.
Es así, que las distintas candidaturas que se presenten y los partidos políticos que encaucen las primarias, deben ir planteando cuáles son los pilares o matrices de un próximo programa de gobierno, detrás del cual vaya el/la candidato/a de la oposición.
Pero este complejo ejercicio democrático de definiciones programáticas, tiene que estar cruzado por la participación de todas y todos los que quieran ser parte de este proyecto – y no por un grupo de “iluminados” – y menos por un planteamiento de “un poco más de lo mismo” y el resto “ya lo sabemos hacer”.
En el caso de la Democracia Cristiana, estamos en un proceso interno de elección de directiva nacional cuya primera vuelta es el 17 de marzo – y en la cual tengo el honor de encabezar la lista 3 del Movimiento Refundación PDC – cuyo planteamiento central es, precisamente, la construcción de un nuevo modelo de desarrollo humano con la participación de todas y todos.(1)
Efectivamente, planteamos que en la DC se debería iniciar un proceso en las próximas semanas, desde las bases, pasando por las comunas, provincias y regiones, para terminar en un gran Congreso Nacional Programático, que defina las bases programáticas que la DC presentará a las primarias de la oposición a través de su principal vocero y candidato Claudio Orrego.
Intentar imponer un programa de gobierno, sin la participación de todas y todos, sería un grave error político y una falta democrática que el Chile actual, empoderado y movilizado, no toleraría.
En la DC no se parte de cero, pues tenemos los acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático, que tiene que ser actualizado a los desafíos del presente y priorizados en la elaboración de políticas públicas que aborden los grandes desafíos actuales.
La renacionalización del cobre, la protección de nuestros recursos naturales, la educación pública gratuita y de calidad, el fortalecimiento de la salud pública, la regionalización y descentralización, un nuevo Código del Trabajo, una profunda reforma al sistema de AFP, una reforma tributaria equitativa, son sólo algunas de las transformaciones sociales que tienen que estar presentes en el programa de gobierno que se tiene que implementar a partir de 11 de marzo del 2014.
Soy un convencido que tenemos que implementar un nuevo modelo de desarrollo humano, elaborando una nueva Constitución Política a través de una Asamblea Constituyente electa democráticamente, que instaure un Estado de derecho social, comunitario, intercultural, solidario y democrático. También tengo la convicción de que esta transformación constitucional se va a imponer – más temprano que tarde – en nuestro país.Son los signos de los tiempos que se hacen presentes.
Por lo anterior, es fundamental la señal política que demos los demócratas cristianos el 17 de marzo en la elección interna, dando paso y abriendo los cauces a ideas transformadoras propias de un partido de vanguardia, popular y nacional o quedándose en formulas ya probadas, oligarquizadas y fracasadas de transformación social. Que las conciencias de los militantes DC decidan en el secreto de la votación.
1) Ver propuesta íntegra en http://www.refundacionpdc.cl