Esta semana tomé la decisión de no volver a postular al Senado por la circunscripción XVI Norte, que actualmente represento, ni por ninguna otra región como se me solicitó en los últimos meses.
¿Cuáles son las razones que inspiraron esta determinación? En primer lugar, ser consecuente con las motivaciones que siempre han guiado mi conducta en el servicio público. En mis decisiones políticas siempre he privilegiado cómo contribuir de mejor manera a Chile.
Por ello, cuando decidí dedicarme por completo al servicio público, ingresé al Comité de Elecciones Libres. Luego postulé al Senado en 1989 convencido de que de allí podía colaborar en las exigentes tareas de la transición democrática.
En 1994 asumí el gran desafío de la Presidencia de la República, en un etapa clave para el desarrollo de nuestro país. Y fiel a mi convicción de que Chile será desarrollado cuando sus regiones lo sean, me comprometí a representar a Valdivia y Osorno en el Senado a partir del año 2006.Del mismo modo, tampoco dudé en su momento de ser la carta presidencial de la Concertación en el 2009, en un panorama electoral no favorable.
En la actualidad, creo que nuestro país está un momento crucial de su historia. Si nos aplicamos, la actual generación podrá vivir en una nación que dejó atrás las miserias del subdesarrollo.
Sin embargo, sabemos que para lograr ese objetivo aún hay importantes tareas que resolver: disminuir la desigualdad y derrotar la pobreza; contar con las bases energéticas y de infraestructura que requiere nuestro actual crecimiento económico; elevar la calidad de la educación y las capacidades de innovación; y permitir que las regiones tengan su propio espacio de decisiones, entre otras. Todas estas son tareas de Estado, en la cuales siempre colaboraré con un espíritu constructivo.
Pero junto con lo anterior, una de mis principales preocupaciones es la renovación de la política chilena. Que nadie se engañe: no habrá un país desarrollado sin una política democrática de calidad y sin una institucionalidad que represente el dinamismo y la pluralidad de Chile.
En este sentido, me alegra comprobar que varios de los jóvenes que colaboraron en mi pasada campaña presidencial estén hoy participando activamente en el servicio público. ¡Qué bueno que sea así!
Nuestro país necesita de la energía y la capacidad de emprender que traen los jóvenes, y yo seguiré trabajando para que en nuestra política existan nuevos rostros, nuevas ideas y más espacios de participación.
Junto con lo anterior, considero que en un clima internacional y regional turbulento, Chile debe afirmar su presencia en un mundo global. En esta materia voy a colaborar activamente promoviendo a nuestro país en el exterior, su imagen y sus intereses concretos.
Por mis tareas como Presidente de la República y por mi frecuente participación en diversos foros regionales y mundiales a los que soy invitado, cuento con un importante capital de relaciones políticas tanto en Europa, América Latina y Asia Pacífico que colocaré al servicio de Chile.
En lo inmediato, mi compromiso es seguir representando a mi circunscripción en el Senado durante este último año legislativo, especialmente en los grandes temas de desarrollo local.
Del mismo modo, continuaré trabajando codo a codo con los dirigentes regionales y comunales de mi partido. Puedo decir con satisfacción que dejo una región con una Democracia Cristiana sólida, con las capacidades para promover sus propios liderazgos regionales en la próxima elección parlamentaria.
Por último, quiero manifestar que dejaré el Senado con la enorme gratificación de poder recibir a diario el agradecimiento, respeto y cariño de la gente, cualquiera sea el lugar en que me encuentre.