A pocos días de las primarias de este 19 de enero en que la DC elegirá su candidata presidencial, creo importante sintetizar las siete diferencias más relevantes con mi contendor Claudio Orrego:
1. He sido tildada de rebelde, y es verdad, me rebelo contra los acuerdos entre 4 paredes; la desidia de políticos cómodos que por temor a perder cuotas de poder se niegan a competir; y contra aquellos que le temen a las diferencias y a tomar desafíos con esfuerzo y convicción. Creo que ha llegado el tiempo de un nuevo liderazgo: respetuoso, pero directo y honesto: competir sin decalcificar, pero señalando con claridad las diferencias.
2. Soy social-cristiana sin letra chica. Mis convicciones respecto de la no discriminación no consideran arreglos especiales ni acomodos jurídicos. Del mismo modo, mis visiones antropológicas no implican discriminación alguna ni condicionan anticipadamente las decisiones de política pública que el conjunto de las sociedad considera.
3. Aspiro no solo un partido de clase media, sino que uno de avanzada para representar a todos y en especial a los que son discriminados por su condición social, por vivir en regiones, o en comunas de menores recursos. No es sólo un slogan: quiero estar en cada Rincón de Chile.
4.- Postulo una visión nacional, no solo local, que integre los valores de la DC. El gran problema de la política es que ha dejado de aportar a la construcción de una imagen país integradora. Hemos dejado de ver el bien nacional, por sobre los intereses de grupos o sectores específicos.
5.- Reivindico la defensa de lo público (no lo estatal) como eje central de un mejor retribución de las oportunidades. Lucho por una reforma tributaria real; por una agenda energética que proteja los recursos naturales; por una política pública que recupere nuestros pueblos originarios y no se quede en las hectáreas en disputa; por la erradicación de la discriminación en todas sus formas; por la adecuada utilización de nuestros recursos naturales como la pesca y el litio. Atreverse en los hechos y no sólo en palabras.
6.-. No cuento con el apoyo del establishment del Partido, ni de quienes mayoritariamente lo han dirigido en los últimos años. Tengo un juicio crítico al respecto, fundado en que hemos perdido más de un millón de votos y nuestra representación parlamentaria se ha visto reducida a la mitad. Me respaldan los que creen y de verdad se atreven a pensar un cambio
7.- Pongo el acento en los temas de fondo y no la forma. Concretamente creo que el conflicto Mapuche, ni ningún otro conflicto social (Freirina, Aysén, estudiantes, etc.) se soluciona a través de la aplicación de leyes antiterroristas o represivas. Todos y cada uno de nuestros esfuerzos deben estar en ir al origen de estos problemas y tratar de cambiar la forma en que los hemos vistos.
El plantear abiertamente este debate creo ha sido ya el primer triunfo que ha logrado mi candidatura. Es una satisfacción que compensa los esfuerzos desplegados en estos meses.