Un nuevo Chile pugna por nacer, con mayor conciencia respecto de muchos temas tapados por décadas. Ya descubrimos que muchos de los problemas políticos, sociales, económicos, incluso culturales y espirituales que aquejan a chilenos y chilenas son ‘estructurales’, consecuencia del entramado constitucional y legal que heredamos de la dictadura que permitió la instalación de la doctrina ultra neoliberal de la U. de Chicago.
Literalmente dieron vuelta nuestro país, reformando todo el sistema jurídico para desempoderar a la gente y ‘desatar’ a las corporaciones.
Esto empieza con la Constitución de 1980, seguida por ‘módulos’ legales promulgados año tras año, el Código de Aguas del ‘81, la Ley General de Servicios Eléctricos del ‘82, el Código minero del ‘83, etc., que consolidan el paradigma político que instala la Constitución, y que se refuerzan unos con otros en forma tan astuta como perversa.
Ahora, gracias al trabajo, campañas, y análisis de pioneros pensadores que en su momento fueron los ‘loquitos’, mucha gente tiene conciencia que de éste entramado legal surgen muchos de los males nacionales, y de ahí, la aspiración de cambiar la Constitución a través de una asamblea constituyente, tal como han hecho países vecinos cuyos sistemas también fueron reformados para instalar sistemas ultra neoliberales.
Una Cuarta Urna es una forma práctica, concreta y democrática para evaluar cuál es la voluntad popular respecto de convocar una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna. Hay que considerar seriamente que nuestro problema estructural trasciende la Constitución.
Necesitamos urgentemente un radical cambio de las leyes asociadas ya mencionadas, así como nuevas leyes tributarias, laborales y de educación, y el fin del sistema binominal que nos tiene atrapados entre dos bloques políticos auto-referentes, que no permite el pluralismo político en Chile.
Es todo el entramado completo que sustenta nuestra seudo democracia. Es un problema sistémico. La tarea parece aplastante, pero tal como en unos pocos años un equipo chileno-norteamericano creó este sistema infame, en unos pocos años, si estamos de acuerdo en que es mejor para todos, esto se puede revertir.
Necesitamos una discusión ciudadana amplia y profunda del entramado legal de nuestro país, con resoluciones vinculantes. Si no se seguirán profundizando la ingobernabilidad y el descontento. El 57% de abstención en las recientes elecciones municipales es un claro voto de castigo.
Demuestra que la ciudadanía no se siente parte de esta disfuncional sociedad. No se siente interpretada, no se siente representada.
Es más, mucha ciudadanía se siente traicionada, siente que el Estado, los políticos, la política, las Cortes, la policía, etc., están contra nosotros; que velan solamente por los intereses del 20% de la población que ha lucrado enormemente con el actual modelo.
La ciudadanía quiere ser activa, quiere ser escuchada, quiere opinar e influenciar el destino del país y tiene todo el derecho, teóricamente. En la práctica las leyes vigentes nos han robado este derecho fundamental. Hay una relación directa, demostrada, entre equidad y responsabilidad cívica. En los países con mayor equidad la gente concurre en porcentajes cercanos a 80% a votar en las elecciones, respetando las leyes por convicción y cumpliendo gustosamente con otros deberes cívicos. Lógico, porque se sienten parte de una comunidad.
Uno de los síntomas más claros y fuertes de la disfuncionalidad de nuestro sistema son los oídos sordos de la sociedad chilena al clamor de los hermanos mapuche.
¿Cómo se puede entender que los gobiernos desde la dictadura no se hayan sentado por el tiempo que sea necesario… semanas, meses… a dialogar con los pueblos originarios de Chile, hasta llegar a un acuerdo? Con este encupulamiento, autoritarismo y ceguera, todos los que queremos un nuevo Chile terminamos siendo percibidos como terroristas, agentes externos, francotiradores.
Arauco ya está en llamas. ¿Cuántas localidades y regiones van a tener que incendiarse para que se abra el debate y se puedan discutir los problemas de fondo de nuestro país?
Necesitamos diálogo, diálogo y diálogo. Si nos toma meses y meses alcanzar acuerdos y consensuar cambios estructurales, que así sea… La situación actual no da para más. El tema es que tenemos que armar una propuesta multifacética.
Necesitamos un montón de profesionales brillantes que le hinquen el diente a los diferentes temas para revertir el actual jaque a la democracia.¿Voluntarios?