“No viajar a La Araucanía durante la noche es lo más recomendable” fue la solicitud que hace unos días realizó el Gobierno a través del Intendente de La Araucanía, Andrés Molina, y el nuevo ministro del Interior Andrés Chadwick.
La recomendación estaba dirigida a delegaciones de turistas, camioneros y personas que circulen en vehículos por las carreteras y surge como respuesta a un ataque armado a un bus de turismo que trasladaba pasajeros de la tercera edad en la comuna de Ercilla.
Aunque no hay claridad de quién perpretó este asalto, la autoridad insiste en que son miembros de comunidades mapuches, ya que existía un lienzo dejado en el lugar adjudicándose el atentado.
Pero ¿qué plantea esta solicitud realizada por el Intendente Molina? Por un lado, como primera autoridad regional, en vez de llamar a la calma en su condición de “autoridad”, aumenta la sensación de inseguridad, creando en el imaginario colectivo la histórica imagen que La Araucanía es un Far West donde las leyes no funcionan y los indígenas hacen lo que quieren, lo que desde mi punto de vista no es así.
La fracasada política de seguridad que implementó el ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter hizo añicos todas las posibilidades de diálogo y de encuentro.
Aunque esto ya venía de antes, es decir desde los propios Gobiernos de la Concertación (coalición a la que yo pertenezco), el contigente policial en la zona denominada “de conflicto” es altísima, por lo tanto, resulta paradógico que a pesar de las altas sumas de dinero que le cuesta al Estado mantener dotaciones de Fuerzas Especiales en estos lugares, continúen existiendo este tipo de ataques.
¿Alguien no hace bien su trabajo? o quizás ¿Alguien realiza muy bien su trabajo?, dejo abiertas estas preguntas para que Ud. pueda respondérselas.
Por otro lado, la solicitud de no transitar durante la noche por La Araucanía, deja en evidencia la inoperancia política del propio Gobierno para tratar asuntos relacionados con la coexistencia entre pueblos indígenas (comunidades) y el Estado, denominada “Deuda Histórica”, cuestión que también se arrastra desde hace ya tiempo, pero que este Gobierno quiso darle un sello distinto, porque consideró ineficaz la política implementada anteriormente.
Sin embargo, olvidó algo central y es lo que siempre surge como base en los orígenes de cada conflicto: el diálogo.
Le resultó más fácil recurrir al lenguaje de las querellas, al uso desmedido de la fuerza policial, al cual hacen referencia informes y recomendaciones de Organismos Internacionales que en vez de ser leídos e interpretados con seriedad con la finalidad de trabajar con ellos y llegar a acuerdos con las comunidades, los dejan pasar inadvertidos y abandonados en sus escritorios.
Así nunca avanzaremos en materia de diálogo intercultural, aunque nuestra Constitución declare que somos un país multicultural; otra cosa es la práctica de esa multiculturalidad, la aceptación de otras culturas, pueblos, colectivos, no sólo desde un punto de vista folclórico sino también político y cultural. Ese es el gran ejercicio que aún nos falta realizar.
Finalmente, cuando el Intendente Molina hace esta irresponsable solicitud se hacen eco de ella otras Asociasiones de nuestra región, sobre todo pertenecientes al sector hotelero y turístico que en virtud de los acontecimientos manifiestan su preocupación porque viene la época estival.
Sin embargo, esas mismas Asociaciones omiten que gran parte de los turistas que ingresan a nuestra región, sienten una profunda curiosidad, admiración y aprecio por la cultura mapuche, y que un gran porcentaje de comunidades ha desarrollado el etnoturismo como vía de desarrollo.
Por lo tanto hay niveles de irresponsabilidad no sólo en la forma, sino en el fondo, porque el Intendente Molina generaliza a un pueblo que todos los días da una dura pelea por salir de las condiciones de pobreza a las cuales fue sometiendo producto de leyes y despojos históricos que nos cuesta mucho reconocer.