Tras los buenos resultados de la Democracia Cristiana en las elecciones municipales y los acuerdos de la reciente Junta Nacional de la colectividad, estuve muy tentado a escribir esta columna con esa temática. Sin embargo, miré el calendario y concluí que estas líneas debía dedicarlas a recalcar la solidaridad y el amor que se da a través de una actividad que si bien es colectiva, se construye con el aporte individual de todos, la TELETON.
Como servidor público y con una formación humanista cristiana creo mi deber y responsabilidad aprovechar este espacio hoy para convocar al apoyo a esta gran cruzada que nos recuerda que nada hay más importante que la ayuda fraternal y desinteresada para quien necesita nuestro apoyo.
Centrar el interés en la persona humana y en cómo resolver sus carencias o diferencias también es parte fundamental de quienes nos dedicamos a la política. Por eso encontré que no tenía mayor sentido hablar de logros, resoluciones, acuerdos y proyectos partidarios que son importantes, pero no son lo urgente hoy.
Cuando quedan pocos días para esas 27 horas de amor quiero invitarlos a participar; a “dar hasta que duela” como decía el Padre Hurtado. Pero más trascendente aún, a hacer de la solidaridad un valor permanente en nuestro diario vivir ya sea en el hogar o en nuestro trabajo.
Cada acción que hagamos con esa perspectiva ya sea desde el municipio, el parlamento, en nuestro negocio, o conduciendo un taxi, nos ayudará no solo a ser mejores personas, sino que a construir un mundo mejor.
Por el momento, solo tararear el número más conocido hoy por todos los chilenos: 24.500-03 e ir a depositar al banco nuestro aporte.