Sige discutiéndose en la Cámara de Diputados el proyecto de ley sobre “la venta libre de medicamentos”. Organizaciones de consumidores aseguran que tendrá muchos beneficios, incluyendo la disminución de los precios, pero médicos, farmacéuticos y otros profesionales de la salud se oponen y advierten de sus riesgos potenciales.
Este proyecto de ley pretende que todos los medicamentos de venta directa pasen a ser un bien de consumo, cambiándose su condición de venta a productos de “venta libre”, y que a diferencia de lo que ocurre en la actualidad se permita que cualquier negocio que desee vender esta clase de productos lo pueda hacer, siempre y cuando establezca un lugar en su negocio, local o establecimiento que sea de uso exclusivo para el expendio de este tipo de fármacos.
Es importante recordar que los medicamentos son sustancias químicas que pueden ser nocivas si no se administran en la forma adecuada y de ahí la importancia de evitar su uso indiscriminado.
El presidente del Colegio Médico, Dr. Enrique Paris, en este sentido ha expresado que a diferencia de otros países donde históricamente se han comercializado los fármacos de manera libre, en Chile, por un problema cultural la gente va a pensar que esta nueva disposición permite el consumo de fármacos sin ningún tipo de restricciones y por ende se van a producir más intoxicaciones, por automedicación irresponsable.
¿Qué vientos corren en el resto de Latinoamérica? Recientemente el Senado de Brasil aprobó la venta de medicamentos OTC (“venta libre”) en supermercados, provocando una fuerte reacción de los farmacéuticos.
Por otro lado, y en una dirección opuesta, Argentina dictó la Ley 26.567 que prohíbe la venta de medicamentos fuera de las farmacias.
En Chile por el momento el ISP (Instituto de Salud Pública) sigue siendo el único organismo donde se evalúan criterios de seguridad, tratamiento, uso, grado de intoxicación y margen terapéutico de los medicamentos que pretenden ser de “venta directa”, o sea que no requieren intervención de un médico.
El tema de la automedicación, parte central del debate, debe ser enfrentado como un problema de educación e información adecuada para la población, de manera que ésta pueda saber para que sirve específicamente el medicamento que está consumiendo.
Antes de que tengamos “barra libre” fuera de las farmacias esperamos que las autoridades de salud puedan asegurarse de que la nueva ley se ajusta a la realidad chilena y no a los intereses de grupo.