La Comunidad Internacional no puede permanecer indiferente ante el devastador ataque y bombardeo a la población civil indefensa de Gaza.Esta incursión militar por parte del Ejército más poderoso del Medio Oriente, utilizando la tecnología militar más avanzada del mundo, no es para destruir a Hamas, ni menos puede ser catalogada como una respuesta defensiva ante ataques provenientes de cohetes lanzados hacia Israel.
Es una falacia pretender que Israel quiere lograr la Paz, ya que lo que está en juego es – en último término – la destrucción final de Gaza, la ocupación total de los territorios palestinos, y la culminación de una campaña de décadas de limpieza étnica de palestinos.
Es una falsedad absoluta presentar este conflicto como una guerra convencional, en la cual se enfrentan dos ejércitos beligerantes en igualdad de condiciones y en proporcionalidad de medios.
Lo que sucede en Gaza es un Genocidio. Israel utiliza sofisticados aviones bombarderos y buques de guerra para aniquilar a campamentos abarrotados de refugiados, escuelas, edificios, mezquitas y barrios pobres, para atacar a una población que no tiene fuerza aérea, ni defensa antiaérea, ni bunkers de defensa, no tiene barcos artillados, ni helicópteros, ni armas, ni artillería pesada, ni posee un ejército regular. En esta situación lo que allí acontece no puede ser catalogado como una Guerra.
El Estado de Israel alega a su favor, que se está defendiendo de ataques de Hamas – un grupo político guerrillero–que nunca alcanzará el poder de fuego del Ejercito Israelí, pero además el Gobierno de Netanyahu, olvida que son ellos los agresores, los usurpadores de territorios que no les pertenecen. Palestina es hoy un territorio ocupado por el Ejército de Israel. Son ellos los que han cercado a Gaza dejándolo en una situación de absoluta indefensión y aislamiento.
Lo que está ocurriendo viola la Convención de Ginebra, principalmente en lo relativo a la protección de la población civil y los menores de edad y viola la prohibición de uso de armas no permitidas como las llamadas “fósforo blanco” que Israel ha usado en esta operación demoledora y sangrienta que ha costado la vida tanto a mujeres, niños, como a población civil inocente.
Llama profundamente la atención la inexcusable la pasividad y lentitud de reacción de la ONU y la recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz, Unión Europea, frente a estos cruentos hechos y son inaceptables las declaraciones del Presidente Obama, que dice que “cualquier intento de búsqueda de la paz en la zona debe comenzar con un cese de lanzamiento de cohetes contra Israel”.
Los esfuerzos por lograr la paz son urgentes y fundamentales. La Paz se puede restituir en la medida que Israel esté dispuesta a negociar en serio y a cumplir con los compromisos internacionales, los palestinos exigen no solo poner fin a la operación israelí y los ataques contra líderes milicianos, sino levantar definitivamente el bloqueo contra Gaza.
Sin embargo, Israel prevé que de no llegar a un acuerdo de alto al fuego, prepara una ofensiva a gran escala por tierra, mar y aire, cuyo objetivo inmediato es derrocar al régimen de Hamas en Gaza, para lo cual tiene movilizados a 16.000 reservistas.
La pregunta que nos hacemos en este escenario, ¿es posible lograr la Paz justa y duradera en Palestina?
Al expresar mi solidaridad con el pueblo palestino víctima de esta agresión, también condeno las violaciones a los DD.HH y al derecho internacional humanitario perpetrados por Israel en la Franja de Gaza.
También insto al Gobierno chileno a reclamar del Consejo de Seguridad de la ONU una inmediata intervención a favor del cese del fuego y el envío de una fuerza multinacional de paz que garantice la seguridad y la vida de los civiles víctimas de esta agresión.