Incorporado por la tecnología informática, hoy es un concepto vigente en la actual compilación de textos de estudio, novelas y arte. Antes que aparecieran hechuras impresas –hoy llamadas formatos–me lo advirtió mi amigo Pastore, desmesurado lector de escritos científicos de un famoso autor de biología que yo admiraba.
Pastore lo hizo sin menoscabar el contenido, me advirtió la astucia del autor al renovar textos alternando párrafos utilizados en otro documento de él mismo. El comentado autor no se copiaba a sí mismo: sólo con beneficio dirigido al lector, aclarando ideas con explícitas líneas ya empleadas en otros textos suyos.
Tengo un conocimiento insuficiente de música, pero gozo y mantengo vívidos algunos compositores como Gioacchino Rossini y de sus oberturas operáticas he conservado CDs que por suerte carecen de textos rebuscados e intricados, todos fueron impuestos siempre por guionistas de menor talento. Mientras escuchaba su primera ópera seria “Elisabetta, regina d’Inghilterra” pude darme cuenta cómo el maestro insertó trozos musicales de muchas otras entre sus quince óperas bufas. Ésta la compuso a los 23 años.
La utilización del Cut & Paste (CP) de por sí, no es un delito siempre que no sea plagio del original de otro autor. No sólo en música tenemos CP como el narrado más arriba. Si leemos historia, heráldica y quizás numismática, con el subterfugio de nota al pie o aparecido en referencias, hay la mera copia-copia de autores precursores, que por su empleo oportuno son usados en forma indignante y nadie advierte el CP.
No es difícil advertirlo en la expresión oral de políticos, que apelando a frases de distinguidos próceres producidos y promovidos, enardecen y entusiasman en sus proclamas a oyentes también envueltos y fabricados al gusto de la ocasión.
Más fácil es distinguir el CP en religión, porque no hay prédica al natural; siempre se señala que esto y lo otro, especialmente cuando la moral tiembla, asoma la frase de ese Papa o de algún beato menos conocido como epígrafe que precede al habla o usado como colofón al rematar la leyenda o epitafio del discurso.
En nuestra vida ¿podemos usar el CP? Lo pregunto al escribirle a mi amigo Alberto que viene saliendo de una azarosa cirugía por si le es posible insertar desde hoy en su existencia algún texto extraído de buenos momentos que él ha tenido.
Lo operaron en costosa clínica, de ésas como SPA (salus per aquam) pero creo que ésta parecía una SPD (salus per despojo).