La bacteria llamada Meningococo o Neisseria Meningitidis vive habitualmente en las vías respiratorias del ser humano y ocasionalmente penetra al torrente sanguíneo para atacar el sistema nervioso y provocar enfermedades graves, eventualmente mortales en un 10 a 15% de los casos. Meningitis y septicemias son las formas graves que preocupan.
Esta bacteria , al igual que otras, tiene una cápsula con substancias llamadas Polisacáridos, que generan diversos tipos o antígenos. Las habituales y predominantes en el mundo son las llamadas A, B, C, W 135 e Y.
La presencia del meningoco es variable y diversa, así como la edad predominante de personas a las cuales afecta. Se trata de un micro-organismo complejo y su acción varía mucho en distintos lugares. Esto explica buena parte de la dificultad para entender y reaccionar adecuadamente frente a este fenómeno.
Por ello en el caso de Chile 2012, estamos enfrentando una crisis epidemiológica importante debido a un aumento de casos inesperado de un tipo de estas infecciones, altamente agresiva, llamada W135.
En 2008 hubo 1 caso, en 2009 hubo 2, en 2010 hubo 3 casos, en 2011 hubo 6 y en 2012 hasta mediados de Noviembre se registran 45 casos.Ello constituye un brote de esta cepa, claramente, aún cuando no cuadre totalmente con otras definiciones operacionales.
Las razones de la alarma son varias y merecen una revisión. Si bien es cierto que la cifra mediana de casos de esta enfermedad es de 90 en los últimos años y hasta la fecha estamos cerca de los 100, el hecho que haya sido la virulenta W135 preocupa, pues ella se ha concentrado principalmente en la Región Metropolitana (36 de 45 casos) y que su letalidad haya sido de 23% y se haya concentrado en menores de 4 años.
Frente a una situación como esta, la autoridad sanitaria tiene la obligación de reaccionar con presteza pero también con prudencia.
Dimensionar la gravedad de la situación, diagnosticar adecuadamente los casos, tratarlos oportunamente, realizar la prevención antibiótica a los individuos cercanos y estudiar el uso de vacunas para disminuir el impacto de la enfermedad.
Para enfrentar la meningitis meningocócica tenemos dos tipos de vacunas, las llamadas polisacáridas puras, existentes desde hace varias décadas, con una eficacia antigénica relativamente baja, y las llamadas conjugadas a proteína, con varios antígenos en una sola vacuna ( A,C,W135,Y),más eficaces y recientes (2005 y 2010).
Esta últimas están registradas para su uso en pocos países (30) y en programas rutinarios sólo en tres. Esta novedad genera una dificultad adicional para la toma de decisiones en este asunto si se decide usarlas, ya que es necesario planificar una evaluación coherente.
Estas vacunas conjugadas a proteína, al ser nuevas, en su etapa inicial de uso, poco usadas en el mundo, de alto precio por dosis (US 30), obligan a tomar decisiones de alto nivel y juiciosas.
En el caso de Chile, la alarma sobre esta situación de emergencia surge en el mes de septiembre de 2012 cuando se comprueba la tendencia al alza de los casos de infección por meningococo y sus factores únicos descritos: presencia de una cepa nueva, la W135 con letalidad del doble habitual y afectación de menores de 4 años.
La autoridad sanitaria, en consulta con su consejo asesor y otros grupos de expertos decide iniciar un proceso de vacunación progresivo con vacuna antimeningocócica conjugada para cuatro cepas (A,C,Y,W135) en jardines infantiles de la comuna de Peñalolén en la Región Metropolitana el 22 de octubre de 2012.
Hasta la fecha, 20 de noviembre, ha pasado casi un mes y mucha agua bajo los puentes.
Todo ello está en el marco de lo que llamamos “Epidemiología Política”, componente de importancia de estos procesos, pero que escapa en alguna medida de los aspectos reconocidamente técnicos. Sobre ello hablaré en una próxima entrada de este espacio.