Una mujer de 20 años ha sido detenida por el delito de aborto este 11 de noviembre en Viña del Mar. La noticia nos dice que llega al recinto hospitalario con fuertes dolores y es denunciada a carabineros. Es el procedimiento que dicta la ley. No obstante, este caso no puede dejarnos tranquilos.
Cuando alrededor del mundo se discute este tema, cuando en países vecinos se ha velado por la integridad física y psíquica de las mujeres, en este país aún se considera a las mujeres como ciudadanas a las que pueden privársele sus derechos constitucionales.
Esto, ya que sólo a las mujeres de este país, por ley, se les obliga a poner en riesgo su salud física, psíquica, y su vida inclusive, por la negativa de nuestros representantes de debatir una ley de aborto para Chile. Recordemos que este año se votó en contra de la idea de legislar.
Por ejemplo, no hay ningún artículo en nuestros códigos que obligue a un ciudadano a dar la vida por otro. Ninguno. No obstante, la imposibilidad de abortar sí pone en esta situación paradojal a la mujer.
El aborto en formas limitadas y estipuladas fue permitido en Chile entre los años 1931 y 1989. Fue en la víspera de la visita del Papa Juan Pablo II que el régimen militar quiso hacer un gesto a la Santa Sede penalizando cualquier figura de aborto.Fueron el Cardenal Medina y José Toribio Merino sus gestores (en el año 1987).
Uno de los problemas, es que su penalización no sólo conlleva concepciones del origen de lo humano que son –y debiesen ser- debatibles, sino que, por lo demás, condena a las mujeres a estar obligadas a restringir sus derechos en pos de un ser por desarrollarse. Peor aún, no condena a todas las mujeres. Sabemos que, ciertamente, las mujeres condenadas corresponden a las mujeres con pocos recursos para poder realizarse abortos en formas seguras. Porque los ciudadanos con recursos, en este país, cuentan con los medios para decidir sobre sus cuerpos sin ser penados por la ley pudiendo actuar por sobre ella.
Porque, seamos claros: que el aborto esté penalizado no impide que suceda. Simplemente obliga a las mujeres a buscarlo en la clandestinidad poniéndolas en riesgo de muerte.
Las mujeres no pueden ser tratadas como criminales o asesinas. No conozco a ninguna mujer que haya abortado por placer. Muy por el contrario. Puedo dar fe de innumerables relatos, llenos de complejidades que no pueden dejarnos indiferentes.
Realizarse un aborto es de una violencia física y subjetiva para toda mujer, que no puede ser pasada por alto. No podemos dejar solas a las mujeres ante la violencia de no poder decidir sobre sus cuerpos. Porque, a diferencia de lo que opina la senadora designada Ena Von Baer, la mujer “no solo presta el cuerpo”: según sus argumentos, la mujer está obligada a prestarlo.
Esta concepción de la senadora, es respetable y coherente con sus creencias. No obstante, debemos entregar, como estado, leyes que sean coherentes con todos sus ciudadanos. Dar la libertad de decidir, de acuerdo a las creencias de cada quién y de las situaciones particulares que lo rodean.
El cuerpo de la mujer es de su propiedad y debe tener la capacidad de decidir sobre el. La senadora Von Baer pudo “prestar su cuerpo”, porque así lo quiso. Yo deseo esa libertad y resguardo para todas las mujeres de mi país.
Debemos, como sociedad, darnos la posibilidad de debatir este tema. Debemos darnos la posibilidad de que las creencias religiosas de uno, no se impongan sobre la salud de los otros.
Es un tema complejo, por lo mismo, tenemos la responsabilidad de no permitir que este debate se silencie.
En lo personal, no puedo guardar silencio, mientras sé que esta joven de 20 años no sólo carga con su historia, no sólo carga con la decisión (si es que la tomó ella) de abortar, no sólo carga con el daño físico al cual ha sido sometida, sino que además carga con la criminalización de su país entero.
De las reflexiones subjetivas sobre el aborto, de las complejidades de la maternidad, del costo psíquico del embarazo, de los contextos sociales que acompañan estos momentos, del derecho a la vida, de la dignidad de la vida, podemos hablar en otra ocasión. Hoy, una mujer en Chile ha sido apresada, por no tener derecho a decidir ni a recibir un trato digno.