El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile se dirige a los fieles de la Iglesia Católica y a los hombres y mujeres de buena voluntad con la Carta Pastoral “Humanizar y compartir con equidad El Desarrollo de Chile”.
Fue el mismo mes de la Patria en donde nuestros Obispos quisieron entregar esta Carta, sin duda, como símbolo de la responsabilidad que tiene cada chileno de hacer más grande, hermosa y humana nuestra tierra.
La motivación fundamental de la Carta Pastoral, lo dice la propia introducción, es “crear en cada lugar y en cada tiempo las condiciones para que se realice el encuentro entre los hombres y Jesucristo”.
El antecedente nos plantea claramente lo que se pretende. Es una Carta que tiene una determinada dirección y su lectura debería llevarnos a una íntima unión con Jesucristo, única manera de ser capaz de transformar el corazón personal y colectivo del país.
Es por esto que creemos que la lectura de la Carta Pastoral más que un cúmulo de conocimientos, debe llevar hasta la pregunta ,¿de qué manera estamos siendo instrumentos para esta comunión con Jesucristo?, o al contrario, si nuestra manera de vivir o pensar se opone tenazmente y con vehemencia para lograr dicha comunión.
Por otra parte, también es ocasión de analizar, desde su lectura, de qué manera, está cada quien siendo constructor de un Chile justo y solidario, o en su defecto está contribuyendo a la dispersión, al antagonismo, a la pobreza y la insolidaridad.
Desde luego que una Carta Pastoral de la envergadura de la presente nos permite reenfocarnos desde la perspectiva personal y social. Es un instrumento magnífico para ayudar a recomenzar, en el caso que lo consideremos oportuno y necesario.
Las Cartas Pastorales del Comité permanente, no pueden leerse a la ligera, ni tampoco como lo haríamos con una noticia del periódico o un libro best seller, de resonancia nacional.
Han de leerse con espíritu de fe, con buena voluntad, pero por sobre todo buscando en su contenido la visita de Dios a mi vida; quien me invita a transparentar su presencia amorosa, aquí y ahora, a ofrecer el perdón, a recibir su Gracia y a ser parte del amor de Jesucristo hacia los más pobres y desventurados.
Como telón de fondo mientras se estudia esta Carta, ojalá en familia, con amigos, en la empresa, en el trabajo, etc. sugerimos tener presente al padre Pierre Dubois, quien, buscó con humildad y gran generosidad identificarse, lo más posible, con el hijo de Dios encarnado, que vino a este mundo para abrirnos las puertas del cielo a todos quienes lo buscan con sincero corazón.