Muchos de Uds. me imagino, han visto en TV por estos días, unas drásticas y definitivas imágenes de violencia urbana.
Los invito a que hagan el ejercicio de observar este material con ojo cinéfilo y en calidad de espectador exigente. Preguntémonos y veamos un poco más allá del incidente rutinario policial y del interés barato que puedan tener las empresas televisoras al reiterar estas imágenes majaderamente, en las que se nos muestra una gresca colectiva sin cortes ni contemplaciones en un andén del Metro de Santiago.
¿Qué es lo que vemos ahí? ¿Qué nos quieren decir esas imágenes bajo un prisma semántico con la virtud de la síntesis del cortometraje?
¿Qué se puede leer entre líneas en un guión compuesto por insultos inaudibles y sangre en los rostros? ¿Qué hay detrás de la captura espontánea y naturalista de estas imágenes?
¿Qué leer en la torpeza de la cámara y cómo leer la torpeza de la violencia etílica-rabiosa proletaria, versus la violencia proletaria con uniforme azul que abnegadamente ejerce su cuota de poder?
El encuadre se completa al ver el doble juego planteado y que todo está animalesca puesta en escena es retratada, para nosotros, cámara en mano, por otro proletario al que nosotros como espectadores nunca vemos.
¿Qué ve este personaje por el ojo de la lente de su cámara en ese momento? ¿Ve él, lo mismo que nosotros como espectadores?
¿Verá tal vez como la rabia y el odio social, y los personajes que la encarnan en imagen, no tiene más salida que materializarla y darle fuga entre ellos, cual si fueran chacales urbanos frustrados?
¿Tendrá el realizador de este cortometraje, la intención de plantearnos y mostrarnos teórica y empíricamente, por medio de este tipo de cine reality, como se está larvando en nuestra sociedad una civilidad bélica y atávicamente odiosa, que perdió el norte y el enemigo?
¿ O tal vez con este plano secuencia de audio defectuoso, nos dice el filmmaker que el spirit de corps ha desaparecido que ese sentido de solidaridad, que debería anidarse naturalmente en la razón y el corazón de aquellos que comparten el mismo segmento piramidal y junto con ello, la postergación, la explotación laboral, la humillación de un sueldo mínimo, los sueños frustrados de una democracia que promete y no cumple, que ya dejó de existir y que sólo resta de ese anhelo de comunión proletaria, golpes y escupitajos rabiosos para aquel que debería ser tu compañero de camino en la búsqueda de un horizonte mejor en la vorágine depredadora de un sistema económico que nos empuja hacia un egoísmo triste, conformista y desolador?
Viendo estas imágenes que la TV exhibe bajo la textura genérica de lo obsceno lo morboso un snuff sudaca maloliente y sin filtro y a juzgar por la fotografía deslavada en su resolución lumínica granulítica y viendo esa planta de movimiento escénico cuya locación es el riesgoso y mortal límite que separa el andén del tren subterráneo del vacío hacia la línea, no cabe duda y estas imágenes hablan por sí solas.
Todo indica en esta muestra de cine realidad, que este sistema y la educación que genera, la economía que impone y las relaciones sociales que nos rigen, impuestas por los dioses que manejan los hilos de las marionetas, están cumpliendo su trabajo paulatinamente y a cabalidad, teniendo como único objetivo acabar con un sueño de hermandad social, a niveles que un día no lleguemos ni siquiera a mirarnos a los ojos y menos decirnos simplemente y de verdad “cuente conmigo compañero” como me enseñó mi padre hace ya 40 lejanos años.