La prensa ha difundido profusamente el perdonazo de intereses y multas que el Estado chileno ha regalado a la empresa Johnson para posibilitar su venta desde el señor Calderón al señor Paulman.
El Servicio de Impuestos Internos tiene la facultad de aplicar condonaciones (entiendo hasta un 99%) respecto de los intereses y multas que se aplican a una deuda de impuestos cuando ella entra en morosidad.Esta facultad, naturalmente debe aplicarse cuando concurran causas que justifiquen su utilización.
Junto a la existencia de estas multas e intereses es imprescindible señalar que la cuantía de los intereses, los valores de las multas y la forma de aplicación son extremadamente severos, lo que significa que cuando las deudas se van haciendo progresivamente más difíciles de pagar, lo que naturalmente atenta contra el justo derecho del Estado de recuperar los tributos adeudados.
Surge aquí entonces, la necesidad de que los poderse ejecutivos y legislativo revisen tanto los montos como la forma de aplicar multas e intereses para facilitar y no para imposibilitar el pago de los impuestos adeudados.
Otro tema también de la máxima importancia es la extraordinaria experiencia que los grandes grupos económicos tienen tanto para evadir como para eludir el pago de impuestos: la ingeniería especializada en crear sociedades y sociedades de sociedades para relacionarlas de formas de minimizar el pago de impuestos, la compra de empresas con pérdidas acumuladas, el abultamiento de los gastos, el uso y abuso de las franquicias tributarias, y muchas otras martingalas que según expertos, significan entre elusión y evasión sobre los 2.500 millones de dólares anuales (mas de 4 reformas tributarias como la que presentó el ejecutivo).
Que duda cabe respecto de que el Estado chileno (jibarizado durante la dictadura y mantenido en su mínima expresión por los gobiernos de la concertación y la alianza), es muy pequeño para dar cuenta de la inmensa cantidad de tareas que debe efectuar para que nuestro país tenga un desarrollo de verdad sustentable, con una muy distinta distribución del ingreso, con políticas país respecto de la energía, el agua, todos los recursos naturales no renovables , y esto no es posible con la actual estructura tributaria, ni con conductas elusivas como las de la gran empresa.
Se impone una reforma tributaria financiada principalmente por la gran empresa, más y mejor fiscalización de los contribuyentes que generan mayores niveles de utilidades.
Las pymes por su lado, nuevamente somos víctimas de discriminación, no solo no se nos trata mejor que a la gran empresa (como dicta el Estatuto Pyme), sino que, en el caso de la condonación de intereses y multas, de manera mucho más dura que el trato que se da a los grandes contribuyentes (la respuesta estándar de los funcionarios del SII cuando un pyme pide estas condonaciones es 40% ,frente al 95% dado a Johnson, y algunas facilidades de pago).
Ya es hora de que el país y sus autoridades tomen conciencia de que los chilenos estamos aburridos, cansados e indignados con los abusos de los grandes grupos económicos y de todo el soporte político que tienen, requerimos de autoridades que de verdad velen por el bien común y no por el bien de unos poquísimos. Merecemos un mejor trato, mal que mal, si los descontentos somos claramente los mas, ¿qué necesita la autoridad para entender?, ¿deberemos recurrir a las movilizaciones?
Esperamos que prime el sentido común, esperamos que los poderes ejecutivo y legislativo entiendan que tanta injusticia es insostenible y recuerden que ellos dicen ser representantes de los ciudadanos, sí de esos mismos que estamos ya muy cansados de esperar.