Cuando se es dueño de empresa, es posible salir de vacaciones cuando le plazca. Si hay problemas, siempre habrá un equipo capaz de tomar las decisiones y, si la crisis es brutal, se cierra el boliche hasta que el dueño vuelva.
Lo malo es que los países no pueden cerrarse. Continúan “abriendo” día tras día, sin esperar al jefe, trayendo las malas nuevas al mesón de los lamentos en forma inevitable.
Lo sucedido en estos días ni que lo hubiera planificado el guionista más imaginativo de la oposición. Con el Presidente en gira de vacaciones europeas con familia, cumpliendo el sueño de todos cuantos juegan al Loto, el país se ha desordenado como en sus peores tiempos.
La suma de hechos es notable: los rectores se suman a las marchas estudiantiles, los ministros discuten en público, las encuestas señalan puras cifras negativas, los parlamentarios de gobierno exigen cambios de rumbo y gabinete, Bolivia muestra los dientes, Colo Colo queda fuera de los play-offs.
Si hasta un conocido concejal y amigo de la casa, como el Pato Laguna (UDI), es denunciado por pegarle a su mujer. En ese plano, lo único positivo fue que dieron de alta al hermano menor del clan, quien estuvo internado por depresión post abandono de su mujer.
O sea, tema para reality abunda. Para telenovela también. Lo mismo para thriller político.
El drama es que todo es cierto y los espectadores-ciudadanos están que piden la devolución de las entradas, porque el espectáculo está más cerca de la estafa que de otra cosa.