El Mercurio del 12 de mayo informa que las mujeres que actualmente tienen 50 años, a los 60 años obtendrán, en las AFP una pensión de vejez cercana a los $ 92.000 pesos mensuales, después de cotizar toda su vida laboral más del 12% de sus remuneraciones.
Obtener esta pensión, que equivaldría al 20% de la remuneración promedio que se obtiene en actividad.
Este monto es apenas $14.000 pesos más que la Pensión Básica Solidaria que obtienen cerca de un millón de chilenos, la mayoría mujeres, sin que hayan cotizado un solo peso.
No cabe duda que es justo que un país solidario se preocupe de los más pobres, pero no es justo que la clase media en todos sus niveles que aporta para su previsión, paga impuestos, la salud y la educación propia o de sus hijos reciba pensiones tan miserables.
Es cierto que por algunos aportes extras del Estado, la pensión no será tan baja, pero podía bordear los $120.000 mensuales, en tanto los hombres podrán recibir unos $ 150.000 pesos mensuales como pensión, también con el aporte extra del Estado. ¿Por qué ocurre esto?
Primero porque las AFP son una industria, un negocio más, lo que representa un cambio doctrinario al abandonar el concepto de Seguridad Social como aquella protección que la sociedad brinda a sus integrantes en situaciones de necesidad, como la define la OIT y la practicó Chile por más de un siglo.
El sistema de AFP, por su parte se define como de capitalización individual, esto es, tu pensión depende de la plata que logres ahorrar, menos los altos costos que te sacan las AFP, cerca del 20% de lo que se ahorra para previsión, más las eventuales ganancias de los fondos que, en las sucesivas crisis económicas que producen los especuladores financieros nacionales o mundiales, se transforman en millonarias pérdidas, como en 1982-83; en 1998-99; 2008-2009 y la que vivimos en estos meses y no sabemos cuanto durará.
Segundo, porque en Chile y buena parte del mundo, el capitalismo salvaje, en palabras de Juan Pablo II, ha hecho que el trabajo humano se considere como una mercancía más y no como la manera en que las personas nos relacionamos con el mundo y los demás para hacerlo mejor para todos.
Eso, en la práctica, ha hecho que en Chile, las personas trabajen con contrato sólo la mitad de su vida laboral y ganando bajos salarios.
De acuerdo a expertos partidarios del sistema de AFP, este se concibió para personas que trabajan en forma continua por más de 40 años, con estabilidad y buenos salarios que se incrementan en el tiempo.
Tercero, porque las AFP cobran sus usurarias comisiones a todo evento, esto es, aunque los Fondos pierdan. Incluso, como en el caso de CUPRUM Y CAPITAL, cuando invierten a sabiendas que obtendrán pérdidas.
La primera, invirtió al margen de la ley en Bonos de La Polar, siendo la propia Superintendencia de pensiones la que dictaminó que debe indemnizar a sus afiliados del Fondo E.
AFP Capital, por su parte, compró en Junio del año 2011, casi 60 millones de dólares en acciones de La Polar a un precio de más de $2.600 pesos por acción, dos días después de saberse la quiebra de esa empresa, hecho que ellos conocían, y luego, procedió a venderlas a fines de ese mes a $ 600 cada una, haciendo perder a los afiliados 35 millones de dólares.
Cuarto, porque las expectativas de vida de las mujeres se amplían y por ende, el cálculo de sus pensiones se divide por más años de vida, con lo cual disminuyen fuertemente.
Una calificada profesional de la Universidad de Chile, que ganaba $1.800.000 mensuales, jubiló en la modalidad de retiro programado el año 2011 con $ 500 mil pesos mensuales, este año de 2012 su pensión bajó a $ 400.000 y así seguirá bajando, hasta que cambiemos de modelo valórico, económico y volvamos a practicar la Seguridad Social como se hace en la mayoría de los países del mundo.