Entre nosotros no es difícil estar de acuerdo y conformarse con los clamores y las propuestas tributarias por la futura educación “del futuro”.
Quizás porque nuestro país parroquial no ve más allá de las imponentes fronteras de cordilleras y mar. Parece que en pleno siglo XXI no nos atrevemos oír ni entender lo que está más allá: sólo vemos lo que más allá enseña a producir dinero. Sólo lo que es rentable.
No hemos destacado cómo ciencia y artes se entrelazan, se combinan y vivifican.
Es cierto que podemos medir y conocer cómo funciona cada neurona en este cerebro de kilo y medio, sabemos medir los micro-volts que las sinapsis descargan.
Y no tenemos idea cómo lo que nos gusta de cada rostro, pintura o signo se almacena en la amígdala cerebral, ni cómo cada ritmo roquero o clásico nos impresiona, ni cómo un cuadro figurativo queda fotografiado en la mente. ¿Es magia? Absoluto No.
No podemos aceptar que conocimiento sea sólo biología, física y economía. Creo que necesitamos incorporar al Arte para ser más tolerantes.
La Tolerancia no se impone con la súbita creación y anulación de una Ley 245,678 en discusión y abolición. Cuando se incluya Música, Dibujo y Artes Plásticas al Estatuto Docente vamos a comenzar a civilizarnos.
Piense en ese mar con el horizonte que traía a la gente a Chile y por ese mar se iban los que se iban hasta que inventaron los aviones que llegan y se van a horarios insólitos.
Aceptemos ahora el error más desconocido: los errores del inefable teorema del ensayo y error.
Muchos errores son requisitos para algún éxito. No sigamos con más errores ni creamos en soluciones inmediatas como las que oímos y conocemos actualmente.
Somos un país arrasado, se llevaron la tierra con los metales, después en lingotes con Molibdeno y oro que los chinos purifican en Suiza. Igual a los niños abusados que cuando adultos abusan, en nuestra mala-educación poderosa, nosotros los educados aprendimos igual a arrasar con otros hasta llamarlos pobres.
Les dejamos la pantalla chica a los pobres para educarlos con realities, retail con SALEs
y noticias de degüellos con la pornografía de curas y políticos mouse [como el del computador, que mueve la flecha y te mueve puntos de vista, a lo correcto.]
Porque a la pantalla grande, ese buen cine que educa, a ése de Bergman, de Goddard, de Fellini, de Lynch, de Ruiz, los pobres no llegan porque la expresión cultural del cine es cara.
No basta con esa educación: hay que abrir la puerta al Arte, a la Belleza para inyectarla al alma para ser tolerantes.