En los últimos días pareciera que se consumase el deseo de algunos miembros de la Concertación y de otros ex miembros de superarla no por la vía de ampliarla sino por la vía de dividirla y crear así un tercer polo de la política chilena.
Eso, de concretarse significará, quieran o no, volver a los tres tercios de la política chilena que fracasó a partir de los años 58 hasta el golpe militar.
La expresión más paradigmática de este fracaso fue el gobierno del Presidente Allende donde, como consecuencia de lo anterior, se enfrentaron los partidos de la centro izquierda con el apoyo indisimulado de la CIA y del fascismo chileno enquistado en distintos niveles de la sociedad chilena.
Si eso no se recuerda quiere decir que hemos perdido la memoria histórica que nos llevará indudablemente a la ruptura del régimen democrático.
También la memoria histórica debe recordarnos que, buena parte del descrédito de la política y del gobierno de Allende en ese tiempo provino del MIR, del trotskismo, de los sectores más revolucionarios y obtusos del movimiento socialista y de grupos de la derecha enquistados en esos partidos.
Mutatis Mutandi (1), el episodio que hoy estamos viendo vuelve a ser una infinita ceguera en el que se abren ambiciones sin mirar el resultado final y se transforma el afán de cambiar la sociedad más bien por afanes personales que por decisiones filosóficas y políticas.
Con franqueza tengo un profundo dolor político y patriótico por lo que nos está sucediendo en la oposición chilena.
El bien del país requiere que tengamos una visión más amplia y que no reduzcamos el futuro de Chile a la sola elección presidencial del 2014.
Creer que de esta manera se puede lograr la mayoría necesaria para gobernar es olvidar lo esencial de los dramas del 60 y 70.
Pensar que lo que debemos hacer es plantear un movimiento de izquierda pura y simple, que ni siquiera es una auténtica izquierda, porque muchas de las personas que están levantando esta tesis de izquierda pura están enmarañados en una conducta que no siempre refleja lo que dicen.
Los que sufrimos desde el primer momento la crisis de la separación del progresismo chileno, las expresiones triunfalistas y afirmativas sin base en la realidad social nos hacen llorar lágrimas de sangre.
Acusan al Partido Socialista y a la Democracia Cristiana de ser los que han provocado la crisis. Tal vez puedan tener razón en algunos puntos pero no se puede por estas razones eventuales levantar una ruptura del progresismo y la oposición hacia un esquema tan disparatado y que tanto daño hizo al Presidente socialista de su tiempo y que contiene en sus planteamientos buena parte de lo que hizo caer a Allende.
Lamento señalarlo con tanta dureza pero luché en los años 1970 en adelante para que no se produjera esta ruptura y cuando vino el golpe militar levanté mi voz con la misma fuerza para rechazarlo con que hoy levanto esta misma voz para no volver a cometer los errores de aquel entonces.
¿Es un error que la Democracia Cristiana haya discutido con Renovación Nacional el cambio del binominal? Creo que no y apoyé a Walker en sus negociaciones ¿es un error que hoy la Democracia Cristiana se vuelva a plantear en una relación más cercana y eventualmente en un aliado electoral? Sí, es un error porque no lo seguiría todo el Partido ni yo estaría dispuesto a entregar 50 años de lucha para terminar aliado con la derecha.
Por otro lado hoy el Partido Socialista y la Democracia Cristiana han ratificado su acuerdo más amplio para las próximas elecciones de toda naturaleza.Fue mi aspiración desde siempre y en esos años sumábamos al Partido Radical en nuestras ilusiones.
A estas alturas de la evolución política chilena es un gran avance porque nadie puede obligar a mi Partido a hacerse un harakiri en la soledad de su asilamiento. Pero la verdad es que el máximo deseable es mantener la estructura de 20 años de la Concertación y ampliarla a aquellos partidos que con verdadero sentido progresista podríamos transformar lo de hoy en un gran movimiento de amplio contenido con la sola excepción de aquellos que han sido hasta la fecha verdaderos tontos útiles dela derecha.
Los muertos que el golpe mató no nos perdonarían que volvamos a matar su única ilusión cuando murieron.
Los presidenciables tienen que entender que la principal valía que ellos piensan que tienen debe ser puesta al servicio de la racionalidad y no al servicio de la ambición.
El Partido Comunista también tiene su palabra. Han sido castigados una y otra vez. A los demócratas cristianos de los últimos 40 años no tienen derecho a humillar o a faltarle el respeto a los acuerdos
Con ellos luché desde 1948. A ellos los alabé durante el gobierno de Allende porque fueron racionales.
A ellos hoy los llamo a mirar con prudencia su participación en política parlamentaria y global.
A mis amigos socialistas de siempre los saludo en la esperanza de su inteligencia para entender el momento político.
(1) Del latín, cambiando lo que se deba cambiar.