“No se trata de monitorear, se trata de tomar acciones”. Curiosamente esta frase tan clara no vino de un experto en emergencias, sino que de un vecino de Magallanes, “de hombre local”. Es una muestra concreta de que los errores en la gestión de emergencias son los mismos.
La frase surgió cuando un empresario emplazaba a la entonces directora regional de la ONEMI, Erika Canales, a tomar medidas que anticiparan una catástrofe para los vecinos:“si se traen los sacos y queda plantado de sacos no importa, al otro día se recogen, pero no esperemos que suceda una desgracia”, le decía el hombre con la claridad propia de quien conoce la ciudad y casi dando una lección a una autoridad técnica designada en enero pasado, proveniente de Santiago, poco familiarizada con la región y con su gente.
Esta vez, las intensas lluvias que provocaron el desborde del río Las Minas y la posterior inundación del centro de Punta Arenas, fueron las encargadas de dejar en evidencia que las cosas aún se hacen equivocadamente.
La forma en que se procede sigue siendo desde la mirada centralizada. Debió ser el municipio el que contase con las capacidades y recursos económicos para financiar equipos técnicos especializados, además de facultades (permanentes y excepcionales) para gestionar la emergencia.
Esto aún no está garantizado ni en la actual institucionalidad, ni en la que está en trámite en el Congreso. Si hubiese sido así, los sacos de arena que este vecino pedía con insistencia hubiesen estado ya instalados y su interlocutor inmediato no habría sido la autoridad regional, sino que personal especializado, venido de su entorno inmediato, con capacidad para sentir empatía con sus necesidades.
Hoy ya no se trata de sacos más o sacos menos, o de si era evitable o no que el río se desbordara, sino que el punto clave es que las cosas se siguen haciendo de la misma manera. Nuevamente vemos el sufrimiento de las personas afectadas y el quiebre de la confianza de la población en sus organismos técnicos, en este caso la ONEMI.
En febrero pasado, el Ex Director de la ONEMI Vicente Núñez en su cuenta anual, en un emocionado discurso antes de dejar la institución y asumir como asesor en el ministerio del Interior, señaló: “Me voy con la profunda satisfacción de haber dado un paso tremendamente significativo: que Chile pueda volver a confiar en la Onemi”.
Se habían generado expectativas, se habló de una ONEMI 2.0 y de cambios que finalmente no fueron tales. Para ello, basta dar una mirada a las redes sociales que pasaron de alertar sobre lo que estaba ocurriendo a criticar el desempeño de la institución con mensajes como “Ya sabe. Si lo dice la ONEMI, haga lo contrario”.
Entonces vale la pena revisar una de las conocidas frases de Albert Einstein: “Es insano hacer lo mismo una y otra vez, y esperar diferentes resultados”.