Hace una semana impartí el sacramento del Bautismo y Primera Comunión a casi 20 jóvenes que se encuentran imputados y otros cumpliendo condena, en el Centro de Reclusión de San Bernardo.
Durante algunos meses, se prepararon pacientemente, conociendo diversas materias de índole religiosa, valórica, humana espiritual, de manera de que fueran concientes de lo que significaban los sacramentos a recibir.
Fue una ceremonia extraordinaria, se podía ver y sentir la presencia de Dios, que bendecía y daba su Gracia a todos los presentes.
Concluida la celebración Eucarística, algunos jóvenes manifestaron que bautizarse y recibir a Jesucristo los guiaba y orientaba, para vivir con sus familias y reinsertarse en la sociedad.
Otros dijeron “que nunca nadie los había tomado en cuenta y de sentirse que no valían nada, por que nunca se han sentido considerados, de un día para otro nos llaman y nos ofrecen ser hijos de Dios”. Para muchos esto era algo casi como una broma, pues no lo podían creer.
Considerando lo anterior y sus propios argumentos, se puede entender mejor el aumento al 24%, sólo en un año, en Santiago, de la delincuencia juvenil.
¿Cómo es posible que no exista delincuencia juvenil, cuando la mayoría de estas personas se sienten una especie de basura social, no tomadas en cuenta, maltratadas, desde las primeras horas de su vida y muchas veces abusadas y violentadas?
Es insólito y de una injusticia sin nombre que jóvenes que cargan esta mochila, no exista para ellos, cuando quedan privados de libertad, un programa acorde a sus necesidades , que les permita liberar la fuerte carga que los oprime y los conduce, las más de las veces, a la venganza y a las acciones delictuales.
Si a ello le sumamos, que en donde permanecen la mayor parte del tiempo, el ambiente es deprimente, sucio, mal oliente, carente de áreas verdes y ocio, aunque últimamente ha habido un esfuerzo notable por superarlo, se puede comprender porqué al interior de estos recintos abundan las agresiones y las acciones descontroladas hacia sus profesores y personal de trato directo.