Chile es un país extraordinariamente confuso en su racionamiento político. Las primarias demócratas cristianas han desatado un nuevo debate en que una y otra vez no se cumplen ciertas reglas y no se hace un debate a fondo.
Las primarias de los partidos políticos cuyo debate está en tabla, son uno de los mecanismos que se pueden utilizar para designar candidatos y no son ni una panacea, ni un desastre.
Por ello bien vale la pena hacer algunas observaciones que han surgido de los debates de mi Partido y de la Concertación posteriormente.
1. No se puede negar que el sólo hecho de la participación de 60.000 personas es un éxito. Los que tenemos severas críticas a la conducción de la mesa directiva valoramos el proceso.
2. Obviamente como ha sucedido siempre las reglas del juego provocan situaciones no pronosticadas (resultados impensados, pronósticos fracasados, derrotados reclamantes, ventajas comparativas para otros partidos, etc.)
3. Todo eso debería ser discutido al interior de la Democracia Cristiana pero debemos coincidir todos que la reglas del juego deben cumplirse y no se pueden pedir determinadas condiciones si el Partido no está en situación de realizar primarias numerosísimas ya que no ha tenido un funcionamiento que permita una gran convocatoria.
4. Hay sin embargo algunas situaciones que merecen la pena dar a conocer.El centro de la discusión se ha hecho respecto de Concepción, pero hubo otras comunas en las cuales el proceso fue bien llevado y eso apunta además, a que la prensa de la derecha intente sacarle provecho de los lamentables dichos de los derrotados.
Como siempre algunos no entendieron que el peor título que se puede llevar un demócrata cristiano a su tumba es ser tonto útil de la derecha, olvidando aquella vieja frase de Tomic “Cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana”.
5. Hay sí un aspecto preocupante en este debate sobre lo que se ha entendido como el paradigma de la Democracia Cristiana: hubo un claro pronunciamiento con sentido de clase.
6. ¿Tiene esta comprobación in situ alguna importancia política? Creo que sí porque se venía ya viendo en nuestra relación con el mundo social y puede explicar en buena medida la separación entre la política y las aspiraciones de ese mismo mundo.
Tiene también importancia porque si bien no puede asegurarse que eso pasa exactamente en el resto de los partidos, tengo la impresión que mucho de ello ya existe desde hace bastante tiempo y me atrevería a señalar como un punto de real debate nacional.
Mis camaradas a través de todo Chile no están lejanos de las aspiraciones sociales porque son parte del pueblo de Chile.
El problema es que muchos partidos y en la Democracia Cristiana también, el entramado de la fronda aristocrática, el dinero, el poder político mantenido por años y la convicción de ciertos sectores que en vez de hablar a Chile le hablan al viento puede generar una situación política y social que debe entenderse, a lo menos, como preocupante.
7. Estoy cierto que no todos compartimos este juicio y que muchos los rechazamos abruptamente en lo que a la Democracia Cristiana corresponde, pero si algo debemos hacer en pro de la política es decir nuestra verdad, como nos señalaba San Pablo, oportunamente e inoportunamente.
No me agrada esta sospecha fundada que expreso en estas líneas pero no puedo negar que hay elementos para sostenerla.
Finalmente, se me dirá cuál es la solución: lo debatiremos el próximo jueves 19 de enero a las 18:00 horas en el Congreso en Santiago para ratificar que debemos ser en las palabras y en los hechos un Partido humanista, cristiano, progresista, solidario, encarnado en el pueblo, por el pueblo y con el pueblo.
No somos, ni seremos jamás el bolsón de oxígeno del capitalismo.