Me veo oscilando, entre dos modos de funcionamiento.
Pasando de la obscuridad a la luz en un vaivén a ratos agotador.
En momentos miro derredor y surge un agobio tremendo, pierdo la esperanza, todo mal, todo pésimo. Perdí la perspectiva.
En otros, logro incluirme en lo observado, y veo cómo puedo contribuir a producir más equilibrio, transformación. Faltaba mi presencia –y la de los otros- en medio del caos. Sin presencia, contribución al caos, en presencia, reaparece la oportunidad de pasar a algo mejor.
En un momento estrechez en la mirada, en el otro, un salto a una integración superior.
Miro mi proceso y lo comparo con las diferentes maneras de comprender y enfrentar problemáticas psicosociales.
La delincuencia, por ejemplo. Desde una perspectiva estrecha -que no nos incluya a todos como sociedad, como el organismo social-, aparece como un flagelo indeseado, externo, al que hay que erradicar. Con el agravante, que lo que se ha hecho, desde esta perspectiva, ha fracasado, la delincuencia aumenta, se agrava, no desaparece. Todo mal.
Si integramos en la mirada el propio funcionamiento, el modo que nos damos para organizarnos como sociedad, si profundizamos en mirar y reconocer por ejemplo el norte que nos hemos dado –con un énfasis en el logro material-, y observamos el tremendo desequilibrio que hay en ese plano, podremos comenzar a ver que la delincuencia no es más que una consecuencia de ese ordenamiento.
Habrá que intervenir desde otro ángulo, el sentido de la prevención se reorienta, se recrea.
Y aparece una esperanza, un camino posible, cambiar el modo de organizarnos.
De manera muy simplificada, de eso se trata el cambio de paradigma.
De un salto en la integración de la percepción. Pasar de percibir con el foco en el “afuera”, a lograr ampliar y profundizar la mirada de modo de incluirnos a nosotros mismos como parte de lo observado.
Frente al adicto, ¿Pondremos el énfasis en prohibir el objeto de su adicción?, ¿O nos interesaremos en comprender la funcionalidad de la adicción?
¿En saber qué busca saciar, qué necesidad no está cubierta en el que se hace adicto y que habría que atender para contribuir a su liberación?
¿Saber más del papel que jugamos nosotros como cultura, como sociedad, en la insatisfacción experimentada por sus miembros?, entonces surgen nuevas interrogantes
¿Desde qué lugar nos instalaremos a crear soluciones reales ante este problema?¿Qué habrá de atenderse?…
Las profecías maya, señalan que para el 2012 lo que se espera es un cambio de paradigma, un cambio en el nivel de integración de conciencia de los seres humanos. El paso del Hombre del Trigo, al Hombre del Sol.
Ese cambio de conciencia, tiene que ver con esto, con la capacidad de integrar más y distinta información de la habitual, a nuestra percepción, a nuestro registro conciente de lo que es posible percibir en un momento determinado.
Ya habemos personas, profesionales, realizando esfuerzos, en nosotros mismos y con otros, para alcanzar grados superiores de integración de Conciencia, un funcionamiento desde otra categoría de observación para vivir.
No es tarea fácil, como señalaba, habrá de pasar por la constatación de lo difícil que es permanecer en ese estado ampliado de percepción, la tendencia es volver a caer en la clásica manera de mirar sin mirarse, sin incluirse en lo observado.
Disponerse a experimentar ese vaivén ya descrito, y seguir trabajando para avanzar en continuidad y coherencia, paso a paso.
La habilitación es posible, desarrollar la capacidad de percibir más y mejor, a través de diversas técnicas y herramienta. Existimos acá en Chile, y en otros países, equipos y personas dedicadas a este tipo de desarrollos, propuestas diversas, con énfasis diferentes, pero todas paladeando resultados concretos de ese salto cuántico en la manera de vincularse con la vida, con lo que toca.
Este salto de perspectiva, requiere de osadía, pues pasar de creer saber a asumirse no sabiendo, apanica, y habrá que confiar en Dios, en el Todo, en lo que no se ve, para poder sostenerse en el tránsito al descubrimiento de lo nuevo.
Dotar a los responsables de conducir y servir a otros, de la capacidad de percibir más y mejor, es una respuesta posible y conducente, un paso hacia la transformación. Un aporte a ese cambio anunciado por los maya.
Vamos nosotros a tu reino, el Hombre del Sol está naciendo.