Según consenso astrológico entramos en la Era de Acuario. Ante tal noticia, me dirigí a consultar a un experto en mirar los astros y su influencia sobre la vida planetaria, sobre la antropósfera, sobre la gente.
El gurú sin asomo de dudas, me dijo: “Mira, en la era de Acuario el Avatar -en la religión hindú, encarnación terrestre de alguna deidad, en especial Visnú-, es la gente , son las personas, es el colectivo. La Era de Acuario es una Era de cambios sociales y personales, pero sobre todo, parece ser que el movimiento viene de la gente.
“¡Caramba!-me dije –,parece ser así , basta mirar el diario o escuchar Cooperativa , con indignados por doquier y en diversas latitudes, desde Madrid a Santiago de Chile, desde Plaza Tahir en el Cairo hasta Wall Street; desde Damasco a Jerusalén, para darse cuenta que las cosas se están moviendo y que el movimiento es colectivo” .
Recordé- los caballeros no tenemos memoria pero los sesentones sí-, la canción que hablaba de “Aquarius-let the sunshine in”, allá por el 69 y que “Los Iracundos” nos decían por el 67: “El Mundo está cambiando…y cambiará más”.
Por lo demás – seguí mi reflexión -, ya lo decían los chinos en su Libro de las Mutaciones, que en el Universo, lo único que permanece es el cambio, mientras Heráclito proclamaba hace 2.500 años “que vivimos en un fluir constante de manera que no se baña uno dos veces en el mismo río”.
Si lo de los chinos y de Heráclito es cierto, habrá que informar a quien corresponda, porque iniciamos el año con las mismas conversaciones de siempre, con los mismos discursos y con los mismos lamentables sucesos. Las mismas viejas respuestas.
España inaugura tiempos – con recortes económicos records y su secuela de “parados” y de miseria juvenil-que si no “pare” al final un corazón como presagiaba el bueno de Silvio Rodriguez esta Era va a dar allí luz una revolución “que te la encargo”.
En Venezuela, desde una Tribuna única el gobernador sigue culpando “al imperio” hasta de los cánceres que aquejan a gobernantes de todas layas mientras en Cuba los Castro celebran la friolera de 53 años de poder tan absoluto y tan dinástico como en Corea; los iraníes dicen ¡presente! con ensayos seminucleares de alcance medio y largo, amenazando con el cierre del Estrecho de Ormuz y…en Chile nos inauguramos con incendio previsible en Torres del Paine.
Ocurrió calcado el 2005, aunque el inculpado está vez resulta ser un israelí y se anuncia, como siempre, que leyes más draconianas traerán la solución.
Se despidió 2011- colofón que sería cómico si no afectara a un pueblo de 25 millones de seres humanos- mostrando el funeral de Kim Jong il. Gente de carne y hueso, igual que usted y yo, deningrándose en público, tirándose el pelo , arrojándose al suelo helado, abriendo sus brazos implorantes en una patética competencia por mostrar su dolor.
Escena que nos retrotrae a las era estaliniana tan bien descrita en “El Archipiélago del Gulag” y la competencia de aplausos que tuvo a 5.000 delegados al 5ºCongreso el PC Soviético a punto de morir de apoplejía: durante tres, cinco, diez, quince minutos el aplauso cerrado, rítmico. Nadie quería ser el primero en dejar de aplaudir al padrecito Stalin y arriesgar la consiguiente purga. Hasta que un concierto tácito los hizo detenerse. A todos. De a una. Salvaron sus vidas al menos.
El hilo conductor de todas estas historias tiene que ver con las relaciones. Si creemos que las relaciones humanas –como nos dice Maturana -, son redes conversacionales, diríamos que “el conversasiómetro” a nivel local y planetario anda muy mal.
En todos los casos enunciados ha imperado la lógica de la imposición, del control, del sometimiento y-como en el caso de las “Nanas de Chicureo”-, la justificación racional de la discriminación.
Busque usted los ejemplos que quiera para agregar más guisos a este caldo, desde los vejámenes públicos a las mujeres en las culturas Integristas del Islam, hasta los abusos reiterados, lo sabemos ahora, de sacerdotes católicos contra miles de niños y jóvenes, pasando por guerras ficticias que destruyen durante diez años un pueblo como el iraquí, hasta las amenazas contra medios independientes en Venezuela y ahora en…Argentina.
Sin intentar el dramatismo, pero conectando todo con la Nueva Era de que me hablaba mi astrólogo, estamos siendo testigos de cómo la negación de sí mismo y la negación del otro está llegando a límites que ponen seriamente en peligro el futuro de la convivencia humana en este planeta.
Hay quienes dicen que las Predicciones Mayas se refieren a hemos llegado a un punto de no retorno y que simplemente hacia fines de año ya no existiremos como especie.
Otros las interpretan en referencia a un “cambio epocal”; que la Era de Acuario en que entramos-o como quiera que se denomine a estos tiempos presentes- llevará a un cambio de conciencia, a un retorno a nuestros orígenes, los del “Homo sapiens- amans”, al decir de Maturana.
En verdad quiero creer que esta segunda interpretación es plausible. Que resurgirá entre nosotros, en la convivencia- doméstica, familiar, empresarial, política, social- , el respeto, la colaboración y el gozo de vivir en la co-inspiración para construir juntos, una familia, una sociedad, un país, un mundo mejor.
Parece ser necesario que aprendamos de capitán a paje, en la familia, en escuelas; en las empresas; en la política y en la diplomacia, una nueva ética del convivir. Parece que no queda otra, ya que no hay que ser mago para concluir que si mantenemos los mismos rasgos de la convivencia actual – dominadora, arrogante irrespetuosa, discriminadora-, tendremos “al final del día”, exactamente los mismos resultados.
Soy optimista para el 2012. Que habrá barquinazos, los habrá, según mi Astrólogo. Pero los síntomas, las sacudidas que inundaron a Chile y al mundo el 2011, parecen señales de que, aunque hoy se muere de dolor, la Era está pariendo un corazón.
No queda otra.