A principio de los años noventa muchos líderes universitarios de la época apostaban por un pronto recambio generacional en la Concertación, sin embargo, los años pasaron y la estabilidad del poder fue más valorada que disputar el liderazgo Concertacionista.
Después de 20 años la ahora generación sub 50 concertacionista, representada por Carolina Tohá, Lagos Weber, Fulvio Rossi, Claudio Orrego y otros, ha sido incapaz de renovar sus tiendas partidarias.
Parecen no tener la autonomía y la libertad de asumir riesgos y siguen esperando el regreso de Bachelet. No les molesta convivir con los Escalona´s, Girardi´s y Pizarro´s y gracias a sus vínculos familiares-políticos sumarse al establishment de la Concertación.
Esta Generación Sub 50 ha sido incapaz de sintonizar a su generación con la nueva realidad y proponer un nuevo relato, ni menos quebrar con los viejos fantasmas de la Concertación conservadora.
Por el contrario se han atrincherado, como en los tiempos universitarios, en las necesarias críticas como oposición, pero sin construir su agenda de futuro. No han mostrado una crítica sincera sobre las pifias de su sector y parecen no escuchar lo que les dicen los chilenos: la Concertación es más que sus líderes, pero son ellos quienes la han matado.
La generación de los Alywin, Frei, Lagos y Bachelet ya hicieron lo suyo, y le dieron a Chile una coalición de evidente éxito, sin embargo, la generación sub 50 no ha sido capaz de reproducir dicho éxito de sus padres.
Lo cierto es que los Tohá, Lagos Weber, Rossi y Orrego no han hecho ningún esfuerzo de proporciones para renovar la centro izquierda, contrariamente cuando MEO escogió una candidatura arrojada, fue fuertemente atacado por ellos. Han sido una generación fofa y acomodaticia, con omisiones que demuestran falta de carácter y complacencia.
Una de las últimas esperanzas –en espera de coraje- para los Sub 50 se tiene que dar en las próximas elecciones. Atreverse con agendas propias y una profunda autocrítica.
Un viso de oportunidad se puede apreciar en el PPD, donde Tohá y Lagos Weber se han atrevido a quebrar públicamente con Guido Girardi y denunciar sus malas prácticas políticas, pero el peso de la noche es más fuerte en el PS, donde los Corleones ya hablaron y dicen que “no necesitan patrulla juvenil” a la espera de Bachelet.
La oportunidad de los Sub 50 esta en asumir el riesgo, dejar atrás los cálculos mediatos, ser transparente con sus propuestas y llevar a sus rostros Lagos Weber y Orrego a una primera vuelta electoral, aunque existiendo altos riesgos de derrota, abren la oferta política y con los 4,7 millones de nuevos electores todo puede pasar.