Una vez más estamos enfrentados a una fecha tan significativa para el mundo cristiano.
Si pensamos que el primer homo sapiens sapiens, apareció sobre la tierra hace más de 50 mil años, sin duda que 2 mil años son pocos.
Pero el surgimiento de una nueva era marcada por la figura de Cristo constituye un motivo de celebración para los creyentes en todo el planeta.
2 mil millones de almas se aprestan a celebrar la buena nueva: el nacimiento de Jesús en un humilde pesebre de Belén en el corazón del Medio Oriente.
La conmemoración es de gran importancia para los chilenos.
Una fiesta que se celebra este 25 de diciembre por la Iglesia católica, la iglesia anglicana, algunas otras iglesias protestantes y la iglesia ortodoxa rumana; y el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar al calendario conocido como gregoriano, del nombre de su reformador, el Papa Gregorio XIII.
Los pesebres, los villancicos, las coronas de adviento, la cena de noche buena, la misa del gallo para los católicos, los regalos, las chocolatadas que más tarde, fueron remplazadas por el cola de mono y el pan dulce, forman parte de la tradición.
Si uno mira el tráfago humano de las ciudades, se advierte y se respira el afán de fiesta, de celebración.
Sin embargo la fecha también es propicia para reflexionar acerca de nosotros mismos.
¿Acaso no llega el momento de pensar cuan solidarios hemos sido en el último tiempo?
¿Hasta que punto abrazamos la sensatez, antes que la locura de la compra exagerada?
En Chile todavía existe la pobreza y la pobreza extrema: 3 millones de compatriotas pueden hablar de su situación.
No sólo hay que abogar por el término de esa vergüenza que nos agobia. Hay que exigir políticas públicas que terminen con el sufrimiento y las privaciones de esos hermanos chilenos. Sobre todo en un país como el nuestro que tiene la riqueza suficiente para terminar con el flagelo.
Ese es el mejor homenaje que los cristianos pueden brindar a Jesús de Nazaret.
Es la hora de pensar en aquellos que sufren. Los que no tienen trabajo.
En los que son despedidos de sus empleos en forma arbitraria.
Los que están enfermos y no tienen recuperación.
En los que tienen un familiar lejos del hogar.
En los que están pagando sus deudas con la justicia.
En los niños abandonados.
En la víctimas de la violencia delictual.
En la hora de pensar en los chilenos damnificados que aún claman por ayuda.
Nosotros en Cooperativa y www.cooperativa.cl , sentimos la cercanía con millones de chilenos. Por eso nuestro mensaje de paz y amor, nace de lo más profundo de nuestros corazones, como gratitud por su preferencia.
Porque siempre estuvimos comprometidos con el destino de nuestro país, porque mantenemos el fuerte compromiso de informar la verdad y porque estamos decididos a seguir sirviendo a la ciudadanía,
A usted y su familia un abrazo fraterno, de Cooperativa, la radio líder de Chile.