16 nov 2011

Cantalao

La visita de Ricardo Cuadros, amigo de un amigo, fotógrafo chileno radicado largo tiempo en Holanda, de breve paso por Chile, fue la ocasión de volver a visitar Cantalao, aprovechando la hermosa tarde de un fin de semana largo y la cercanía donde estábamos descansando.

Durante el almuerzo había surgido el tema del hermoso y sencillo proyecto nerudiano Cantalao y propuse visitar el lugar para “estirar las piernas” y observar algún estado de avance en el proyecto.

La idea fue bien recibida… y partimos. Durante el trayecto, hice para Ricardo un resúmen de cómo surgió en Pablo Neruda la idea de su proyecto Cantalao: la compra del espacioso terreno con una parte del dinero recibido por el Premio Nobel, la construcción con sus manos de una cabaña en el lugar, y el proyecto de construir otras para disposición de otros artistas que quisieran residir algún tiempo en esa paradisíaca ubicación frente a la inmensidad y hermosura del Océano Pacífico, muy cerca de Isla Negra.

El loable propósito nerudiano pretendía brindar una oportunidad real y concreta a otros creadores artísticos para que pudieran inspirarse, disfrutar y crear en un espacio bello e inspirador como aquel que el poeta había tenido en suerte disponer en Isla Negra, frente al mar, como le gustaba a Neruda, al extremo de pedir que sus restos mortales reposaran ante la inmensidad oceánica.

Incluso le conté sobre el llamado a concurso internacional convocado por la Fundación Neruda para erigir un monumento en el lugar, certamen realizado y fallado hace años, que hasta hoy duerme olvidado en el cajón del escritorio de algún director de la Fundación: una vergüenza.

Ricardo conocía muy bien la historia y su interés crecía paso a paso por llegar a Cantalao y fotografiar lo que esperaba encontrar construido después de tantos años.

Al arribar, vimos la única señal notoria de lo que la Fundación Neruda ha realizado en las últimas cuatro décadas ¡Cuarenta años! para rodear el terreno con una cerca de madera que ya acusa el paso del tiempo, levantar una torreta de vigilancia y simular algunos arreglos de jardines: otra vergüenza.

Ricardo buscaba algo interesante de fotografiar, pero salvo lo que la naturaleza dotó de hermosura a Cantalao, ninguna creación humana significativa de reciente data merecía ser enfocada por el lente de su cámara regalona. Tuvimos la suerte de recibir el último folleto de la Fundación que un vigilante tuvo la amabilidad de donarnos. ¡Clara señal de un total abandono!

Actualmente pueden hallarse diseminadas a ras de suelo unas cuantas rocas graníticas talladas artísticamente por mano anónima que bien pueden pasar inadvertidas por un visitante poco inquieto. Es cierto que felizmente alguien reconstruyó la cabaña que dejó hecha Neruda como su signo de fundación y que fuera misteriosamente destruida en los años de la dictadura militar. ¡Más vergüenza!

Observando la inmensidad oceánica con toda la furia que sus olas revientan contra los roqueríos, relaté a Ricardo y a mi amigo Fernando que en septiembre de 2009 propuse a la Fundación Neruda cooperarle para llevar a cabo de una vez por todas el proyecto nerudiano de Cantalao, tal como lo había soñado el poeta y como lo dejó escrito en sus Memorias.

En aquella ocasión, un importante director me respondió que “la Fundación tenía otros planes” ¿cuáles planes?, pregunté, curioso. “Transformar Cantalao en el más grande centro cultural de la costa pacífica”. ¡Puras palabras! ¡Cero acción!, pensé entonces y reafirmo hoy, lamentablemente, luego de visitar el lugar, con vergüenza, junto a mis amigos.

Ricardo ya regresó a su Holanda adoptiva y no pudo llevar consigo ningún registro fotográfico del proyecto nerudiano. Él cree que podrá regresar en unos cinco años, ¡quizás para entonces la Fundación Neruda haya hecho algo… o dejado hacer.Esperemos.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • http://www.facebook.com/francisca.cancino Julia Passy

    Durante ese mismo fin de semana recorrí Cantalao una vez más, después de dibujarle de invierno y recorrer sus acantilados. Concuerdo con la vergüenza que te produce que no esté aquella magnificente edificación que esperabas encontrar, sin embargo, mencionar que no solo los espacios se configuran encerrándolos tras 4 paredes (aunque éstas mismas sean estéticas en sí mismas). Los espacios deben ser libres también para la creación, y dependiendo de tu actividad es la contención del mismo.
    Te cuento que ese fin de semana me senté a practicar con mi trompeta. El espacio se dispara desde mi voz al horizonte con la extensión sonora que hace ondas contrarias a la mar. A mi lado, flores que solo existen en ese preciso lugar… Sentí la sensación de que esa pequeña construcción y las rejas que rodean eran penosas no por su constitución misma, sino porque intentan burdamente contener un espacio maravilloso que debiese estar abierto para su libre recorrido. Difiero de la construcción en ese lugar por la biodiversidad única, por la sencillez de la creación, por la detonación espacial que generaría innecesariamente sobre un territorio único y bellísimo, siendo que perfectamente podría ubicarse más al interior de Punta de Tralca.Por último, te agradezco tu opinión sobre Cantalao, porque es mágico.
    Saludos

  • http://www.facebook.com/francisca.cancino Julia Passy

    Durante ese mismo fin de semana recorrí Cantalao una vez más, después de dibujarle de invierno y recorrer sus acantilados. Concuerdo con la vergüenza que te produce que no esté aquella magnificente edificación que esperabas encontrar, sin embargo, mencionar que no solo los espacios se configuran encerrándolos tras 4 paredes (aunque éstas mismas sean estéticas en sí mismas). Los espacios deben ser libres también para la creación, y dependiendo de tu actividad es la contención del mismo.
    Te cuento que ese fin de semana me senté a practicar con mi trompeta. El espacio se dispara desde mi voz al horizonte con la extensión sonora que hace ondas contrarias a la mar. A mi lado, flores que solo existen en ese preciso lugar… Sentí la sensación de que esa pequeña construcción y las rejas que rodean eran penosas no por su constitución misma, sino porque intentan burdamente contener un espacio maravilloso que debiese estar abierto para su libre recorrido. Difiero de la construcción en ese lugar por la biodiversidad única, por la sencillez de la creación, por la detonación espacial que generaría innecesariamente sobre un territorio único y bellísimo, siendo que perfectamente podría ubicarse más al interior de Punta de Tralca.Por último, te agradezco tu opinión sobre Cantalao, porque es mágico.
    Saludos