Hace unos días visité la sección juvenil de la cárcel de Valparaíso, tarea prioritaria para mí como responsable de la coordinación espiritual y pastoral de los jóvenes infractores bajo la ley 20.084.
Gran sorpresa tuve cuando me informaron que toda la sección se encontraba en huelga de hambre. Solicité conversar con los internos de manera grupal y personal, obteniendo una respuesta masiva y muy fructífera.
Pude corroborar como tantas veces lo he experimentado que en la mayoría de los casos trátese de huelga, motines, violencia y agresión al interior de los centros privativos de libertad, se debe a la poca celeridad en lo concerniente a las necesidades que requieren los internos(as)
Las razones que los motivó a esta huelga son las que he venido planteando desde hace muchos años a las distintas autoridades, que han pedido mi opinión, como también ante el Congreso Nacional, en ambas Cámaras, cuando me han citado ante conflictos carcelarios.
En opinión de los propios juveniles privados de libertad argumentan la falta de jueces especializados en la ley 20.084.
- La poca o nula celeridad en los procesos judiciales, la cero información respecto a los mismos, la falta de apoyo por parte de los encargados del caso en las audiencias y la ausencia del jefe de la sección juvenil, quien estando a diario con ellos conoce su comportamiento y sus logros.
- La demora injustificada en muchas ocasiones para el traslado hacia lugares en donde viven sus familias.
- El maltrato, los castigos injustificados, el abuso de poder, la falta de atención médica, degradan y producen gran resentimiento y deseos de venganza.
- Por otra parte, señalaron el incumplimiento en relación a los beneficios, éstos no se harían efectivos por la falta de defensores especializados y también por la escasez de personal en el grupo humano del área técnica.
- La ausencia de informe de avance de los internos ante el juez de control de ejecución.
La falta de actividad que ellos señalan, unido a la ausencia de talleres productivos y de capacitación, además del apoyo psicosocial, sólo una vez por semana, hace de este ambiente, un lugar propicio para que estas personas, al salir no logren insertarse y por lo mismo sean una bomba de tiempo para la sociedad.