Las imágenes de funcionarios de Carabineros impidiendo la libre circulación de los hinchas del Colo Colo por el “barrio alto”, son verdaderamente obscenas.
Un joven de camiseta blanca y negra le muestra su carné a un funcionario policial que le impedía el paso: “¿por qué no puedo caminar?” pide explicaciones. El funcionario asediado por las cámaras de televisión solo atina a responder “usted sabe porqué no puede”.
Soy de los que evito interpretar la historia desde la reduccionista lucha de clases, sin embargo hay que reconocer que a ratos aplica, y aplica con fuerza.
Es clara la respuesta que ese joven se debió responder a sí mismo: no puedo transitar por el barrio alto porque este país está cada día más dividido entre los Machuca y los Infante.
Algunos la pasan bien y otros la pasan mal y temen por el futuro.
El desasosiego de Chile, el malestar, la ansiedad, la rabia de muchos y la desconfianza de todos, se ve.
Las pymes se quieren comer a los bancos, las regiones a Santiago, una empresa a la otra, la barra al entrenador, una gran tienda a su competencia, un político a su camarada, un ministro a sus colegas, los opinólogos entre si, el gobierno a los estudiantes, los jóvenes combatientes a los magistrados y los pasajeros de la micro a los que inventaron Transantiago.
Lo preocupante de todo esto es que nuestro Chile está repleto de este tipo de privaciones.
Está repleto de partidos de la UC y el Colo-Colo, donde los Machucas solo pueden mirar el partido desde la calle. Es tiempo de dejar de aceptar esas privaciones como algo normal.
Me cuesta comprender cómo algunos pretenden que la juventud que vive con tales grados de exclusión social, con humillaciones permanentes como éstas, no incube actitudes antisociales. Con evitar el paso a un partido de fútbol –que por esencia debe ser multiclasista- lo único que se produce es un efecto perverso: más resentimiento de clase.
Ese clasismo de los Infante, está destruyendo el espíritu republicano de Chile. Aquel clasismo vergonzoso está amenazando la cohesión social de nuestro Chile. Debemos ponerle atajo.
El encuentro entre los chilenos, la solidaridad, la tolerancia y la esperanza común, vendrá cuando en Chile nos pongamos una vacuna contra todo tipo de discriminación. Cuando nos avergüence profundamente acciones como éstas.