Con motivo de la discusión de leyes cruciales para el futuro de Chile, ha surgido una serie de anti valores, que dañan gravemente las prácticas políticas en democracia.
Tratar de aplastar al adversario con adjetivos descalificativos, y no con argumentos, lesiona el espíritu cívico, espacialmente en una sociedad como la nuestra, que se jacta del sentido republicano.
El hecho de hablar con altanería y en forma despectiva, poco o nada aporta a conseguir los apoyos que se buscan para impulsar iniciativas que se tramitan por los cauces institucionales. Más bien parecen expresiones para sacar aplausos de la galería farandulera.
Buscar de manera fácil, la humillación del adversario se transforma en un bumerang de poca monta.
La discusión del postnatal y el discurso presidencial, más allá de las expresiones de contenido, obligan a observar con atención estos fenómenos, que forman un sedimento nefasto, que los que quieren un Chile más equitativo y más justo, deberían rechazar.
Los que ostentan título de formación académica y se dedican a la política, más que nadie, deberían asumir que el “el arte de gobernar”, requiere de una gran capacidad de persuasión.
La persuasión es una práctica en extremo compleja, pero necesaria en una sociedad moderna. Los argumentos expresados con rigor y sentido lógico, donde la transparencia sea percibida por los ciudadanos, son clave.
La historia de las ideas, nos muestra que una retórica carente de contenido, está condenada al fracaso.
Los ciudadanos no son serpientes que buscan ser encantadas. Los ciudadanos son sujetos de derechos y deberes, que buscan respuestas de los gobernantes.
La democracia no sólo consiste en emitir un sufragio para elegir un representante cada 4 años. Participar y decidir el destino de la nación, están en la esencia del enriquecimiento del sistema democrático.
Esas son las claves de una conducción política robusta, que marque un liderazgo sólido.
Un líder, aparte de tomar iniciativas y gestionar, debe desplegar su capacidad de convocar, promoviendo e incentivando a los distintos estamentos y grupos de la sociedad.
Si entiende la diversidad existente, solo entonces estaremos transitando por la senda de una sociedad democrática.