¿Se imagina a los estudiantes en paro cuatro meses, porque quieren educación gratis para los ricos y el gobierno no está dispuesto a ceder en una demanda de ese tipo?
¡Francamente, el ministro de Educación no puede partir de la base que está frente a un país de idotas que van a creer una afirmación como ésa!
Si se entiende así la posición contraria, entonces efectivamente no hay ninguna posibilidad de diálogo pero no por responsabilidad de los estudiantes sino exclusivamente del gobierno.
Incluso podríamos señalar que el acuerdo es total, no hay nadie interesado en dar gratuidad a la educación de los ricos, ¿dónde firmamos, entonces?
La opinión pública merece un poco más de respeto y exige conocer las propuestas en discusión y no sería aventurado señalar que también espera un acuerdo que ponga fin al conflicto lo antes posible.
Para ello, la propuesta GANE es insuficiente desde el punto de vista cuantitativo y no genera acuerdo desde la perspectiva ideológica.
El GANE está superado incluso por los proyectos ya presentados por el Ejecutivo al Congreso, el gobierno debe abrirse a considerar nuevos cambios.
Parece del todo razonable que se termine con el lucro generado con recursos estatales traspasados a los privados del sector, también parece correcto que aquellos colegios municipales que no están entregando educación de calidad, cambien de categoría y se cree un estatuto jurídico distinto para ellos.
Todo hace pensar que el supervisar el cumplimiento de la Ley vigente e impedir el lucro en las universidades privadas y para ello terminar con las sociedades espejo, es sencillamente ponerse al lado de la legalidad.
Asimismo disminuir las tasas de interés de los créditos con aval del Estado a una tasa cercana a cero es un acuerdo más que posible en un proyecto que ya contempla un 2% de interés y que parece todavía alto.
Un signo de realidad para nuestro país es que cuando se proponen becas para el 40% más pobre de la población se está rozando la pobreza y esa cobertura no alcanza a llegar a las capas medias, por lo tanto si de eso se trata, se debe incorporar como mínimo al quintil siguiente.
Si quisiéramos ser más rigurosos aun también debiéramos – como lo ha señalado el economista Patricio Meller- revisar el comportamiento del mercado en el sector educación, en particular en la educación superior e introducir las regulaciones necesarias para impedir que se sigan repitiendo las gruesas fallas detectadas.
Me imagino que todo esto no podría tener como respuesta que estoy propugnando gratuidad para la educación de los ricos, en las propuestas estudiantiles tampoco lo he leído.
Hay mucho terreno que avanzar y tengo la impresión que ése fue el incentivo de los dirigentes estudiantiles para sentarse a dialogar y recibieron de vuelta un ladrillo en la cabeza.
Una reforma tributaria para financiar en forma permanente estos cambios, quizás si resulte también inevitable.