Las llamadas revistas del corazón y aquellos programas de televisión que se dedican a escudriñar en la vida de personajes de toda ralea que buscan fama o notoriedad, en algunos casos efímera, siempre han tenido detractores.
Seamos realistas. Son muchos más los seguidores de este tipo de prensa que aquellos que afirman que las repudian.
No es casualidad que encontremos en las salas de espera de las consultas médicas o dentales ejemplares de estas revistas tan denostadas, junto a publicaciones científicas, o referidas a naturaleza, viajes o arte, incluso.
Eso sí, por lo general, las llamadas revistas del corazón lucen ajadas, no importa si son de hace una semana, un mes o del año ñauca.En cambio, las otras aún conservan el brillo original.
En España, como en la mayoría de los países, desarrollados o menos, prolifera la llamada prensa rosa. Los que tienen televisión por cable pueden dar cuenta de lo que digo.
La competencia entre ellas es feroz. Las exclusivas se pagan a destajo y en algunos casos por varios cientos de miles.
Estos días las redacciones de los medios de comunicación se encuentran en estado de alerta ante la ya inminente boda de doña Cayetana de Fitz-James Stuart y Silva, más conocida como duquesa de Alba.
Las televisiones movilizan a cámaras, presentadores y redactores. Las revistas hacen lo propio con tal de entregar a los lectores las imágenes más entrañables de esta boda desigual.
Todos al unísono afirman que el esfuerzo por cubrir el enlace obedece a que la contrayente se lo merece. No dicen que será un negocio redondo que servirá para hacer caja en momentos de crisis.
La aristócrata novia, de 85 años es la mujer que ostenta el record mundial en cuanto a títulos de nobleza reconocidos oficialmente: es cinco veces duquesa, dieciocho veces marquesa, veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa.
Y si fuera esto poco, doña Cayetana es catorce veces Grande de España. Su linaje le viene del Rey Jacobo segundo de Inglaterra a través de su hijo ilegítimo o bastardo, James Fitz-James, quien tuvo de amante a Arabela Churchill.
¡Es que al final todo se sabe! Nadie está libre de caer en las redes de la pasión. Y el que no, que lance la primera piedra.
Del novio, Alfonso Diez, la reseña biográfica es más breve. Obvio.
Tiene 60 añitos, y hasta hace un par de días era un meticuloso funcionario público que, según cuentan sus ahora ex compañeros de trabajo, cumplía cada año con la función de poner el Belén para Navidad .Cometido por el que recibía elogios.
El plebeyo don Alfonso ha declarado que se enamoró de la duquesa cuando era un mozalbete. El amor fue platónico hasta hace un par de años cuando la encontró a la salida de un cine, en Madrid.
Él, como que no quiere la cosa, se acercó a ella, la saludó y le contó que su hermano era muy amigo de su anterior marido, Jesús Aguirre. Bueno, imagínense el resto de la historia que empezó como en las películas. Afición que comparten.
Hay que añadir que la duquesa de Alba repartió a sus seis vástagos, hijos que tuvo con su primer marido, Luis Martínez de Irujo, palacios, casas solariegas, haciendas y otros bienes para que le permitieran casarse con Alfonso Diez y de este modo despejar las dudas (razonables) del posible interés del que será duque consorte, por algún bien material de tan empingorotada familia.
A escasos días para el enlace, la revista española INTERVIU ha dado el campanazo al publicar unas fotos de la duquesa de Alba, con sus pechos al desnudo, mientras retozaba en una playa de Ibiza, isla que es uno de sus refugios favoritos.
Tengo que matizar. Las fotos fueron hechas cuando doña Cayetana tenía 55 años. No son actuales. ¡Más respeto, por favor!
Hay que recordar que doña Cayetana no es la primera duquesa de Alba en mostrar sus encantos sin recato. La que inmortalizó Francisco de Goya (si no hacemos caso a la leyenda que dice que la modelo fue una amiga casquivana del pintor) habría sentado precedente.
Otro disgusto para la ilustre dama es que uno de sus hijos, Jacobo, le ha reclamado públicamente la casa de Ibiza, que ella ha cedido a su única hija, Eugenia. Tras acusar la duquesa a su nuera, una conocida periodista, la causante del malestar de Jacobo, ha tenido que disculparse públicamente con su nuera para no liarla más.
Como doña Cayetana no se anda por las ramas y tiene una particular manera de aplicar el protocolo (porque ella es lo que es, hace y ha hecho lo que ha querido), a su boda, que se celebrará en Sevilla invitó a sus íntimos. Medio centenar y poco más.
En la lista están incluidas todas las ex mujeres y las actuales de sus hijos, además del ex marido de su hija Eugenia, el torero Francisco Rivera Ordoñez.
Pero no todo es un jardín de rosas.
Trabajadores de las fincas que posee la duquesa en la zona de Andalucía (ella tiene otras a lo ancho del territorio español) amenazan con aguarle la fiesta ante el Palacio de Dueñas el día del enlace.
La acusan de cometer irregularidades en la administración de sus dominios. Entre otras, el mal uso de ayudas que concede la Unión Europea para el mejoramiento de cultivos.
Se sabe que ella, como amante de lo andaluz, ordenó que en la cena nupcial que se celebrará en su Palacio sevillano se sirva lo típico de la zona, sin escatimar ajo y especias.
Nada de cocina de nuevo cuño.
Por cierto, el vestido que han diseñado los modistos sevillanos Vittorio y Luchino (nunca se sabe cuál es cual) no será blanco, a pesar que será una boda por la Iglesia. No se descarta uno o varios colores.
Ella digna hasta en los altares.