Vivir en situación de extrema pobreza significa vivir con menos de mil pesos diarios por persona. Lamentablemente todavía tenemos a más de 170 mil familias en nuestro país que viven así, 20 mil de las cuales pertenecen a La Araucanía.
Vivir en extrema pobreza significa que la suma de los ingresos autónomos proporcionados por las mismas familias más los subsidios y recursos que reciben del Estado no son suficientes para cubrir la brecha de la indigencia de 32 mil pesos per cápita al mes.
En La Araucanía contamos con el mayor porcentaje de pobreza del país, 27,1% según la última encuesta de caracterización socioeconómica.
Y es más grave aún la herida abierta en lo que respecta a la extrema pobreza, en la cual casi se triplica el promedio nacional. Eso significa que prácticamente 90 mil personas se encuentran en esa situación, casi una de cada 10 personas que vive en la región.
Pero al margen de lo que muestran los números la pobreza tiene rostros, historias y un sinfín de factores que no sólo abarcan la dimensión ingreso.
Para que Chile aspire a ser un país desarrollado debemos preocuparnos que el crecimiento, el desarrollo les llegue a todos.
Las personas, las familias y las historias que nos toca conocer todos los días a los que tenemos la suerte de trabajar en el servicio público nos muestran, además, que las acciones que tenemos que tomar para llegar al desarrollo, pero sin dejar a nadie atrás, debe ser un recorrido en el que hay que apurar el tranco. Es un imperativo moral trabajar con sentido de urgencia.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera tiene especial interés y un compromiso incondicional en la batalla contra la pobreza, tomando como bandera de lucha el derrotar la pobreza extrema antes del 2014.
El proyecto que fue ingresado hace pocos días al congreso busca hacer realidad el tan anhelado sueño del Ingreso Ético Familiar.
En donde se asume la lucha contra la pobreza como un compromiso especial con las familias que viven en ella.
En donde se cambia el paradigma del asistencialismo y se trabaja un nuevo enfoque, en el cual la tarea final no se le atribuye al Estado solamente sino que se convierte en una alianza en que los responsables de superar esta condición son las propias familias.
Pero para que eso suceda debemos preocuparnos de ofrecer seguridades y en eso es clave el concepto del Ingreso Ético Familiar. Pero las seguridades no bastan, de igual forma necesitamos generar oportunidades.
El ingreso Ético Familiar se basa en tres pilares: dignidad, deberes y logros.
El primero hace alusión justamente a ofrecer seguridades a las familias para que puedan aprovechar las oportunidades. Significa tener un piso mínimo, una base de la cual partir y que permita vivir de manera más digna. Este pilar busca usar las transferencias monetarias dependiendo del tamaño de la familia.
El segundo pilar, deberes, representa lo que las familias han de hacer para invertir en un futuro más próspero para sus hijos en salud y educación. Por eso, mantener los controles de salud al día en los más pequeños y lograr asistencias de hasta un 90% a clases, significaría un aumento en el bono de transferencia mensual que recibiría esa familia.
El tercer pilar, logros, premia los esfuerzos, pero por sobre todo los resultados obtenidos.
Y como la educación es clave para las perspectivas futuras y es, sin lugar a dudas, una inversión a largo plazo, el logro de pertenecer al 30% de mejores notas de sus respectivos cursos significará un bono anual de 50 mi pesos para cada niño.
También hemos aprendido que la mejor manera de invertir recursos es entregándoselos a las mujeres, porque son ellas siempre las que se ponen al final de la lista, privilegiando los hijos, la alimentación, la casa, el ahorro, incluso muchas veces a costa de ellas mismas.
Y con respecto a la inserción laboral de la mujer sabemos que existen brechas abismales entre las más pobres y las con más acceso a recursos. Cuando una de cada cuatro mujeres está inserta en el mundo laboral en el quintil más bajo, lo contrario sucede con el quintil opuesto, en que prácticamente 3 de cada 5 lo están.
El pilar de los logros busca premiar a las mujeres que logran insertarse exitosamente en el mundo laboral porque se sabe como una de las variables más importantes (el empleo) para generar movilidad social.
Y esto también está asociado a un bono de 25 mil pesos mensuales como forma de premiar este logro. Y este pilar no sólo está enfocado en las familias que viven en extrema pobreza sino que también pueden acceder a ellos la clase media emergente, aquellos que forman parte del 30% más pobre.
Pero estas transferencias monetarias no sirven de igual forma si no se acompaña de habilitación social y laboral y, justamente por esta razón el proyecto del Ingreso Ético Familiar considera ese acompañamiento durante un periodo de 24 meses en los cuáles se generará un plan de trabajo con cada familia para atender su propia realidad, pero entendiendo que serán ellos mismos quienes serán protagonistas.
Con el Ingreso Ético Familiar una familia de 4 personas recibirá 53 mil pesos con los dos primeros pilares, lo cuales puede incrementar a 78 mil de cumplir con la inserción laboral de la mujer, los que sin lugar a dudas serán un empujón importante en pos del desafío de superar la pobreza.
El crecimiento económico actual nos permite avanzar, y es por eso que tenemos que hacerlo todos juntos sin dejar a nadie abajo. Y construir un país de seguridades pero también de oportunidades y valores.
Porque ese es el país que queremos, en que el único límite que exista es hasta donde queramos llegar.