Según la última encuesta Cerc publicada hace pocos días, el gobierno de Sebastián Piñera ha visto desplomada su popularidad a prácticamente un 20%.
Piñera se convierte así en uno de los presidentes con menor respaldo popular y mayor rechazo en la historia de Chile.
Y es que el economista de Harvard no solo carece del apoyo de la centroizquierda, sino que ha logrado destruir el respaldo de su propio sector.
En otras palabras, la derecha se ha transformado en oposición al gobierno a pesar de haberlo elegido.
La pregunta es ¿cómo ha hecho Piñera para destruir el sólido respaldo con el que históricamente había contado la derecha chilena, el cual significó un 44% de los votos para Augusto Pinochet luego de 17 años de gobierno?
Parte importante de la respuesta tiene que ver con que Piñera ha hecho un gobierno de izquierda más irresponsable, populista y demagógico que cualquiera de los gobiernos de la Concertación.
Y no sólo eso, el Presidente Piñera enarbola públicamente banderas de izquierda declarándose orgulloso de hacerlo.
Como logros de su gobierno suele destacar el aumento de impuestos a las empresas, un alza histórica del salario mínimo, el endurecimiento de las leyes laborales y el otorgamiento de beneficios sociales.
Piñera ha hecho así todo lo contrario de aquello para lo cual fue elegido. Ello explica que frente a su propio sector haya perdido credibilidad. Dicho de manera simple, Piñera ha gobernado de manera intelectualmente inconsecuente algo que la ciudadanía percibe y castiga.
Piñera ha intentado seducir a la izquierda convencido de que eso aumentará su popularidad. Al hacerlo, no sólo ha obligado a la izquierda a extremar su posición estatista para diferenciarse, sino que ha alejado a su propia base.
De otra parte, la promesa de resolver el problema de la delincuencia, una de las herencias más oscuras de la Concertación y preocupación central de la ciudadanía, no se ha concretado.
El ministro del interior Rodrigo Hinzpeter, encargado de la seguridad interior del Estado, ha permitido el pisoteo sistemático del Estado de Derecho y la agresión impune a las fuerzas policiales.
Hinzpeter, quien gusta posar para los medios de prensa bajo un cuadro de Salvador Allende, ha probado incompetencia para ejercer su cargo. Para muchos es un misterio que Piñera lo mantenga en esa posición.
Aunque se ha especulado, es improbable que Piñera no logre terminar su periodo.
Lo que queda claro sin embargo, es que el retorno al poder de alguna figura de la Concertación como el ex ministro de hacienda Andrés Velasco o la ex presidenta Bachelet, es cada día más seguro producto de la demolición que Piñera y su círculo inmediato han hecho de la credibilidad de la derecha chilena.