¿Se acuerda de Faúndez, el famoso personaje del comercial de celulares? Cuando la editora me pidió escribir una columna sobre el 21 de mayo, no pude no recordarlo.
Recordé a Faúndez porque, según los estudios de opinión, hace un año él votó por Sebastián Piñera y fue la causa por la que la centro-derecha hoy gobierna desde La Moneda. Ese señor Faúndez se alegró cuando le pusieron la banda presidencial. Sin embargo hoy en las encuestas no se manifiesta expresamente como “adherente a su gobierno”.
Es difícil explicarse por qué un gobierno que crece al 7,2% anual y 9,8% en el reciente trimestre, crea 400 mil empleos en dos años, con inversión creciendo al 20%, que consigue aprobar sus proyectos en el Congreso, y que tiene a su oposición desintegrada, inconexa y reducida a la mínima expresión –tres de cada cinco chilenos rechaza su actuar- no sobrepasa el 41% de aprobación y tiene un rechazo del 49%
En ese estado de cosas es que nos sorprende este 21 de mayo.
Precisamente lo que muestran hoy las encuestas es que los segmentos donde el gobierno tiene menor índice de apoyo –sectores socioeconómicos del señor Faúndez, el D y E, 37%- es donde, coincidentemente hay menor percepción de éxito económico (57% de ellos piensan que están peor o igual que antes).
Al mismo tiempo, el segmento etario en el que peor rendimiento obtiene el Presidente es entre 25 a 35 años (33% aprobación, 55% de rechazo) es el que tiene peor percepción económica respecto de su futuro.
Entonces ¿Qué debería decir el Presidente Piñera? Hablarle en forma directa y sincera a Faúndez
Si fuese asesor presidencial, que no lo soy, recomendaría concentrarme en cuatro puntos:
En primer lugar recomendaría al Presidente hacer un discurso calmado. Sin ansiedad. Sin exceso de adjetivos. Un discurso corto, eficaz y emotivo. En ningún caso los discursos extensos del Presidente Alessandri, en que pasaba revista ministerio por ministerio la marcha del país. Un discurso breve. Invitaría al Presidente a hablar a los congresistas igual a como habla en reuniones de grupos más pequeños. Que le permita al país que aflore el “mejor Piñera”, ese tipo agudo, rápido, de frases asertivas y no preconcebidas. Que Faúndez pueda visualizar que lo que el Presidente dice es una realidad.
En segundo término, volvería a destacar lo mucho y muy bueno que se ha hecho durante este Gobierno. De cómo 3 de cada 4 compromisos se han cumplido y todos los ejes prioritarios presentan un nivel de cumplimiento por sobre el 75%. De cómo este Gobierno logró hacer lo que los anteriores prometieron y no cumplieron. De cómo se han presentado 75 proyectos de ley y –con la oposición o sin ella- se han aprobado ya 56. De cómo los 7 ejes que el 21 de mayo pasado se plantearon como meta se han ido cumpliendo paulatinamente y serán realidad el 2014
En tercer lugar, invitaría a soñar. Soñar aprovechando el excelente trabajo a corto, mediano y largo plazo que está haciendo el Ministerio de Educación, que tras largos años de fracasos ha conseguido gestión modernizadora y eficaz, lo que no pudo lograr el señor Lagos Escobar ni como ministro ni como presidente. Llamaría a soñar con una salud pública decente, con el fin de las “colas” en los consultorios y la mejoría del sistema público que la señora Bachelet no consiguió ni como ministra ni como presidenta. A soñar en un mejor Chile.
Terminaría yo, si fuera el redactor del mensaje presidencial, destacando el orgullo que da que a un año nuestro País está mejor que antes.
Que los “inmensos movimientos sociales” que presagiaba la izquierda no se han traducido en nada concreto, ni siquiera en un solo paro.
Que para disgusto de sus opositores de izquierdas y derechas, este gobierno está consiguiendo desarrollar su programa, el más ambicioso y realizador de los últimos 100 años.
Con orgullo, afirmaría que esa meta que el Presidente se trazó para el 2018 de llegar al desarrollo, se cumplirá cabalmente.
Recomendaría hablarle a Faúndez con pedagogía política. El entenderá que la inflación microeconómica se controló, que su situación personal mejorará en los próximos años y que Chile es hoy un mejor país que cuando la Concertación lo administraba.
Faúndez no es, en lo más mínimo, un tipo tonto, solo basta explicarle la realidad. Tengo confianza que este 21 de mayo el Gobierno sabrá transmitírsela.