El viernes escuché las declaraciones del alcalde Labbé y me fui a negro, me dio hasta un poco de miedo y pensé qué podría estar pasando por su cabeza para hacer algo tan poco empático con la ciudadanía, con los estudiantes y en general con todos aquellos que esperan que las autoridades colaboren a resolver los problemas más que a agudizarlos.
Ya con más calma me pregunté qué motivaría tal actitud, y obviamente que está claro que los apoderados y también los alumnos están divididos entre los que sí quieren volver a clases y los que no; entre los que creen que perder el año es parte del costo de una lucha que traerá beneficios a muchas generaciones y aquellos que no quieren perder la oportunidad de estudiar en uno de los mejores colegios municipales de Chile.
Entonces y frente a esta disyuntiva, para justificar su accionar, el alcalde Labbé contradiciendo el conocido aforismo señaló que “el fin no justifica los medios”, identificando la causa estudiantil con el fin y las tomas con los medios, y la pregunta obvia es si las medidas por él anunciadas no son un medio ilegítimo para conseguir un fin, que en sí es muy loable, y que es que vuelvan los jóvenes a clases.
Y como no quiero esquivar el debate respecto de la legitimidad de las tomas, a las que yo para ser honesta siempre me he opuesto, creo que la mejor alternativa es que quienes son los propios afectados con las medidas de fuerza resuelvan democráticamente, busquen espacios de diálogo, y en definitiva voten para que las mayorías se impongan, pues lo que sí es cierto es que un pequeño grupo no puede tener de rehenes a miles de alumnos.
Ahora bien, yendo al fondo de las medidas o “medios” planteadas por el edil para justificar su “fin” claramente el “Black Out” fue completo, pues se planteó como el dueño de una función que el estado nos ha transferido a los municipios, pretendiendo imponer reglas que claramente vulneran el principio de no discriminación, especialmente cuando se trata de fondos públicos, con el agravante de no haberlas consultado al concejo municipal.
Por otra parte, y lo he reiterado en los concejos municipales es un tremendo error pretender resolver un conflicto nacional a nivel local, más aún cuando nuestros colegios están en la categoría de “emblemáticos”, incluso a mi juicio estos anuncios revitalizaron la fuerza del movimiento, haciéndole un flaco favor a los esfuerzos por llegar a un acuerdo y también y por qué no decirlo a los que han apostado por su desgaste.
La actitud prescindente del gobierno también fue como una falla del sistema interconectado central, la pregunta es si puede el ejecutivo dejar hacer a un alcalde cuando lo que está en juego son bienes públicos, no será darle la razón a los estudiantes de que el sistema no resiste la desregulación y abuso de algunos sostenedores.
En definitiva, cuando algunos creímos como superadas ciertas formas y prácticas, nos cortan la luz y nos recuerdan de lo vulnerables que somos, que no tenemos ni podemos tener todo bajo control, porque el ejercicio democrático es mucho más que ordenar y cumplir simplemente, sino que es un ejercicio dialéctico, que requiere de diálogo permanente, de comprensión de los fenómenos sociales, de la inteligencia de las autoridades para interpretarlas y de la audacia de las mismas para proponer soluciones y conducir en la penumbra.