Hoy mi abuela está muy agitada. Como ya es habitual en los días previos a las manifestaciones estudiantiles, ella se está preparando para la marcha programada para este jueves.
Está afanada haciendo unas pancartas.
No creo que sean muy útiles. Su caligráfica letra no se entiende bien, salvo que uno la lea muy de cerca.
Cuando tomó un respiro en su labor, le planteo mi preocupación: “Abuela, yo creo que no es adecuado que marches con los estudiantes”.
Me mira unos segundos y luego me responde: si todos piensan como tú, este país no va a cambiar nunca.
Abuela, ¿tú crees que el país necesita cambiar mucho?
No fue una buena pregunta. Nunca he aprendido a conversar adecuadamente con ella. No pierdo oportunidad para que se agite respondiendo a lo que, de seguro, considera una inquietud inaceptable.
Ella es una mujer muy tolerante y en consecuencia acepta que yo, su nieto preferido, pueda tener posiciones diferentes a las suyas o tan sólo tenga dudas en temas que para ella son muy claros.
Mira me dijo: Chile -¿por qué estamos hablando de Chile?- necesita muchos cambios. Te recuerdo que la Concertación que gobernó nuestro país por 20 años fue derrotada por el actual presidente y su coalición, quienes se plantearon como una opción de “cambio”.
Entonces, querido nieto, la mayoría de los chilenos pensamos que se necesitan cambios.
Abuela, ¿tú piensas que el presidente y su gobierno quieren hacer cambios en nuestro sistema educacional?
Mira, yo diría que sí. Yo creo que él ya se ha convencido que así debe ser.
Perdón abuela, pero me parece que no es tan claro. Al menos a los estudiantes los han tratado con poca deferencia.
Pensó unos segundos y luego me planteó una novedosa teoría:
Fíjate que el presidente es un gran aficionado a la historia ,así lo declaró en el programa Tolerancia Cero, atribuyendo esta afición a la influencia de un profesor de esta materia cuando era pequeño, y entonces yo creo que está muy impresionado por Pirro de Epiro y sus hazañas.
Abuela, no sé quién era ese señor.
¡Que barbaridad! ¿En qué colegio estudiaste? ¿Quién fue tu profesor de historia?
Abuela, no sacas nada con enojarte. Mejor me enseñas.
Bueno, fue un gran general, fue rey de Epiro y también de Macedonia. Y fue muy famoso por estar dispuesto a ganar batallas y guerras sin importar el costo que su ejército y su reino pagaban por dichos triunfos.
Así fue que terminó siendo repudiado por sus súbditos, quienes se aburrieron de pagar los costos de sus victorias.
Nunca apreció las enseñanzas orientales que dicen que los pueblos conquistados deben ser bien tratados ya que, de no ser así, tarde o temprano “cobrarán la cuenta de los maltratos”.
Pero abuela. Tu explicación no es razonable. Si él sabe de historia, entonces debe actuar diferente a como lo hacía Pirro. Debe entender que derrotar al movimiento estudiantil en forma brutal y tratarlos como lo ha estado haciendo, terminará por pasarle la cuenta.
Así es querido nieto, pero como hacerle entender que el maltrato a los estudiantes es el maltrato al alma del país, y eso tendrá un costo que deberá pagar tarde o temprano.
Respiró profundo y concluyó : Lo que ocurre es que el presidente es muy acelerado y me temo que sólo ha leído la parte de las victorias en las guerras de Pirro, y no leyó -por ser aburrido y muy largo- la historia de la abuela que le lanzó la teja y que causó su derrota final.
¿Una abuela le dio con una teja en la cabeza?
A Pirro, una viejecilla te dio un “tejazo”. Las abuelas somos gente vieja pero reflexiva.
Ya se notaba cansada. Antes de ir a dormir me preguntó: ¿tú conoces a este joven Giorgio y esta muchacha Camila? Me gustaría hacerles llegar estos dos libros. Antes que pudiese contestar que sólo los he visto en la televisión, me había entregado dos libros: “El arte de la guerra” y “Las guerras Pírricas”.
Ah! Por favor diles que inviten a los estudiantes a que se inscriban en los registros electorales. Eso puede ser muy importante para cambiar el país.
Al menos cumpliré con el encargo de entregar los libros.