Me impresionó en la “marcha de los paraguas”, la multiplicidad de mensajes dirigidos al poder político, en función de una educación de calidad que se base en los conceptos de equidad y justicia social.
El hecho que un padre enarbolara un cartel con una simple pregunta, pero que revela una historia de vida, conmueve a cualquiera con un mínimo de sentido humano.
Tiene dos hijas, pero los recursos no le alcanzan para que las dos niñas puedan estudiar en igualdad de condiciones, en un país que se jacta de su producto bruto, de sus exportaciones y de otras virtudes macroeconómicas.
Ese es el fondo de problema.
El presidente de los estudiantes de la Católica, Giorgio Jackson, al igual que los dirigentes de la CONFECH, dejó impresionados a los senadores, por el grado de reflexión en torno a la educación en Chile.
Contradijo abiertamente al Presidente de la República, que insiste en que la educación es un bien de consumo que se transa en el mercado.
Los productos que se compran se pueden cambiar por otros si no me gustan, o pido que me devuelvan la plata, pero en el caso de la educación, si descubro después de 15 años que es de mala calidad, no puedo hacer lo mismo, reflexionó en la Cámara alta.
Eso es una brutalidad porque nadie tiene el tiempo de vida para buscar otro lugar con educación de calidad. En suma no se puede tratar como un negocio, aquí se trata de un derecho, argumentó el dirigente estudiantil.
Es increíble como los adolescentes y los jóvenes han sido capaces de establecer, con este discurso, una comunicación asertiva con la ciudadanía. Sus argumentos han sido múltiples y contundentes.
Las nuevas generaciones han dicho lo que piensan y han actuado en consecuencia.
Han defendido sus derechos, han hecho ver sus intereses y han expresado sus necesidades sin agredir ni ofender.
Ante el halago fácil o el intento de criminalizar/judicializar su causa, han sido impermeables y se han mantenido unidos, ante los intentos de división con medidas populistas o amenazas de caducar el año escolar/académico.
¿Cuál es la salida?
Que el gobierno se siente en torno a una mesa, para discutir los proyectos de ley con los jóvenes, para alcanzar acuerdos mínimos.
Que la instancia institucional sea el Congreso, para el debate es el camino adecuado, pero eso no excluye la relación directa con el estudiantado.
La juventud ha demostrado, inteligencia, sabiduría, creatividad, madurez, responsabilidad social y cuentan con un respaldo ciudadano contundente.
La marcha de los paraguas y decenas de marchas en todo el territorio, más la solidaridad internacional, es más que una señal política.
Si el gobierno no atina, será un fracaso, con un daño para Chile.