Hace un tiempo futuro, no muy pasado, dominaban el mundo las grandes corporaciones.
Ellas eran los dueños del poder sobre los bienes de consumo, producción, y de los medios de acceso a ellos.
Los ND (“Nuevos Dioses”), vivían en ciudades que pretendían llenas de orden, mientras que los des-poseídos por ellos, los PR (“Perdedores Radicales”), vivían en las grandes urbes periféricas cosmopolitas, donde imperaban casi libres, las fuerzas del desorden destructor,(así decían los ND),pero siempre creativas.
Su valores supremos era L (“Lucro”),y C (“Competencia”), y habían levantado varios templos para adorarlos y mantenerlos vivos, con una serie de rituales de consumo, hasta del futuro (VF o “Valores Futuros”), asociados al “fin de la historia”.
Su frase favorita era “Todo se paga y tiene su precio”, o sea, alguien gana,y alguien paga, olvidando muchas veces al amor, la gratuidad y la solidaridad como motores del emprendimiento y la vida.
Los PR, para sobrevivir, tenían que trabajar para los ND, quienes a su vez, trabajaban haciendo que los PR trabajaran para ellos, para que ellos mismos (los ND) consumieran y vendieran bienes para poder vivir, y así,también los PR,vivieran consumiendo los bienes que ellos producían motivados y felices.
El secreto para que este sistema funcionara en el mundo y en cada país,ya sólo con límites virtuales, eran los avances en la ciencias y la técnica dedicados a un mayor bienestar, la entretención desbocada, la ideología instalada en la educación, el control de los medios de comunicación, la mantención de la fragmentación y la desorganización social, y la lucha frontal para evitar y controlar con los C, (“Controladores”, o restauradores del orden), las perturbaciones (cada vez más violentas), que pudieran desestabilizar al sistema, y llevarlo a una destrucción, o a un cambio que se negaban a visualizar, ya que siempre sería peor.
Pero, para que esto funcionara, debían mantenerse los flujos y desequilibrios de poder y complejidad, necesarios para disminuir las posibilidades de decisiones y grados de libertad, y así, lograr que los PR, no cambiaran o restringieran sus comportamientos potencialmente perturbadores, en su búsqueda natural que todos compartían, de libertades, del bien, mejorías de vida, bienestar, y felicidad futura.
Eso sí, conscientes del poder que tenían el sentido de las utopías, los sueños de cambio y de futuro, y la necesidad de canalizar y agregar los intereses y necesidades fácticas de los PR, mantenían funcionando un modelo virtual de participación en las decisiones, “una persona un voto”, con una jerarquía y sistemas de representantes legislativos del orden, convencidos de que este sistema global, llevaría el bienestar y la felicidad a todos,(cada vez más PR, pasarían a ser ND) a través de una evolución lenta y natural “invisible”(pero también “ciega”), que había que proteger y dejarla tranquila en sus cambios, en la medida que hubiese crecimiento y creación de riquezas.
La ecuación del sistema era: mi F (Felicidad)X P (Placer)= mi C (Consumo)X M (Mercado) y su función reguladora, o más bien su constante P (Poder).
Demás está decir, que la gran mayoría de los ND creían de buena fe, en que esto sí era posible, y que era lo bueno y lo mejor para todos.
Pero en el propio corazón del sistema, como en el de todos los sistemas, se incubaban fuerzas entrópicas (o de desorden) que lo empujaban fuera del equilibrio a “puntos de bifurcación”,entre un mejor desarrollo más adaptativo, o la extinción, por lo que había que “disiparlas”, de forma racional y no destructoras, aunque produjeran “daños colaterales” a otros.
Estas eran y son, las turbulencias naturales en los mercados, las grandes diferencias de oportunidades y realidades socio económicas y culturales, las grandes segregaciones en el acceso y posesión de los bienes básicos como educación y salud,la pobreza extrema (miles morían de hambre en algunos países),la injusticia social, la exclusión y marginación, el desempleo “ilustrado”, la desesperanza, la desconfianza en las promesas incumplidas de quienes decían representar sus sueños y necesidades, el desamor, la soledad, las dificultades para crear sentido, el narcisismo y la indiferencia por el otro y los “daños colaterales” que tenían los efectos del sistema sobre ellos, generaban frustración e ira creciente sumados a un miedo y desesperanza por un futuro que para ellos y sus hijos, se disolvía frente a sus ojos.
A ojos vistas, de los que no querían ver, aumentaban las des-libertades y enfermedades socio-psico-existenciales que se extendían como virus por las redes sociales de estas nuevas sociedades “sin centro”, ni líderes de la épica y “portadores de sentido”, que fueran capaces de encarnar la esperanza y los cambios en la realidad.
Estas eran y son el hedonismo- consumismo, el aventurismo, el nihilismo-anarquismo, todo tipo de adicciones y comportamientos impulsivos y compulsivos, el conformismo y el vegetar- zombie pasivo, (mejor no pensar),y por sobre todo la violencia-miedo, como conductas anómicas y antisociales (sin-normas, contra la autoridad y todo lo que la simbolice).
Y así aparecieron (como siempre los hubo),una nueva generación de los que lograron ver lo anterior, y asumieron un rol de líderes aceleradores de los tiempos de cambios, los perturbadores estratégicos (conducen hacia un fin con sentido), caóticos, y en su gran mayoría, a diferencia del pasado, pacíficos, los que están convencidos que la historia como la vida avanzan bajo un “EQUILIBRIO PUNTUADO”, es decir que tarde o temprano se producen períodos de cambios con explosiones de diversidad( a veces catastróficas) de orden por el desorden, pero necesarios.
Y a la luz de una nueva conciencia global de reflexión crítica interconectada eco-evolutiva de sentido, posibilitada por la videósfera en tiempo real, y el poder de las nuevas redes sociales para generar y catalizar auto-organizacióny fuerzas perturbadoras hacia la novedad, han decidido empujar y acelerar el cambio, y hacerse dueños del poder, la historia y el tiempo ,por lo menos, por un rato, y con la sensación de grandiosidad de estar en una lucha y una aventura épica hacia un bien común más humanizado y personalizado.
…¿IMPOSIBLE?…
El resto, sólo es el futuro del pasado (¿o el pasado del futuro?).