Los problemas que enfrentan las empresas son los problemas del planeta: equilibrio financiero, cambio climático, poca agua fresca, exceso de población, fuentes de energía cuestionables para la sustentabilidad de los países. Veamos sólo un par.
Rebaja a bono basura
Esta semana los bonos basuras han sido el mote para valorizar a Irlanda. Un miembro de la realeza financiera, Moody’s, corporación que se define como aquella que se preocupa de proporcionar herramientas para contribuir a la transparencia y a mercados financieros integrados, sumó a los puntos de la crisis griega y portuguesa, la irlandesa.
Los príncipes Zapatero y Berlusconi bogan por diferenciar a la economía y las finanzas ibéricas e itálicas de los demás países de la Unión Europea en crisis.
En el diario El País (13 de julio) se indica que, previamente, Moody’s fue acusada por EE.UU. de ser una fuerza que causó la crisis, pero advierte que Moody’s avisa de lo que puede ocurrir, esta vez, no a base de las cuentas sino de las hipótesis de las posibilidades de rescate financiero y la presumiblemente obligación de los inversionistas privados de correr también con las probables pérdidas.
Pero el cuestionamiento ético que se le puede hacer a estas agencias va de la mano de cuánto colaboran las hipótesis de futuro a quebrar los mercados, y el contagio hacia las otras economías, que ya hace mucho que dejó de ser un impacto aislado. Irlanda es un bono basura, ¿alguien olvidará que la prensa, haciendo eco de Moody’s, tache a un país de basura? No hay derecho.
Mendigar agua
Tampoco hay derecho a negar el agua, ni está bien mendigarla. ¿Seremos en el futuro los mendigos del agua?, ¿cómo cumplir con el derecho a la vida, a la alimentación, a un lugar dónde vivir, a la salud, a que las personas se eduquen si antes de todo, no tienen agua?
Hace unos diez años escuché a unos profetas en la BBC. El ágora planteaba que si hubiese guerras en el futuro, estas serían por la disponibilidad de agua.
Un bebé es ¾ partes agua. En Angola la bolsita de agua cuesta 10 centavos de dólar, nos contaba el pasado año el especial “Agua”, de National Geographic. Si el mundo tiene sed, ¿puede el agua ser caridad, mercancía o es un derecho?
Y si llevamos a casa el tema del agua con HidroAysén. Hoy la electricidad es generada en un 41% por el carbón y en 21,3% por el gas (Informe Ministerio de Energía, 2011). Esto supone inequidades ambientales y dependencias energéticas que podrían ser reemplazadas por hidrocombustibles. Si queremos sustituir esta distribución, ¿por qué lo queremos hacer así?
La responsabilidad financiera es tan clave como el agua. Las grandes empresas no funcionan sin proveedores. Y los proveedores podrán ofrecer más bienes y servicios si hay reglas claras en el mercado. Pero si Moody’s rebaja a un país a bono basura, ¿qué fortaleza moral tienen que tener los dueños de las micro y pequeñas empresas?
Y si no contamos con energías limpias, ¿cómo construir sustentabilidad?, ¿con represas?
Que China produzca la máxima cantidad de CO2 en el planeta, más que Estados Unidos, más que Europa, ya no es sorpresa, pero que tenga las máximas posibilidades de producción limpia en el futuro nos obligará a aprender mejor el saber de los chinos para saber cómo es que lo harán.
Hoy, si bien China cuenta con una cuestionable fuente energética, a la vez dispone de kilómetros de paneles solares que son una alternativa soñada para una energía más limpia, como podría ocurrir en los lugares más inhóspitos de nuestro desierto de Atacama.
Hay una parte la actividad empresarial que se ve menos, porque no se ve: son los fondos marinos. Las aguas de los puertos contaminados no permiten reproducirse a corales, algas, peces, y toda esa fauna y flora marina de los grandes reportajes, sólo porque aumentan los niveles de CO2.
Para el futuro inmediato, sinopsis de basura soberana de las finanzas, para el futuro lejano, un mundo sediento, de lo más básico: el agua, un derecho humano.
Y un año 2100 con múltiples fondos marinos extintos, donde sólo hay burbujas, y nada de vida.