Creo que no estamos bien, opinión personal. Ha sido un año difícil, si sólo miramos apenas este calendario y el precio del cobre. Algo nos consuela lo de la Copa América y nos preocupan los seudo-hinchas que delinquen en cualquier partido como si fuera entre familias que se odian tanto.
De familias ni hablar, aunque inventen días de la madre, padre o de los niñitos. Y queremos regalarles. Tenemos buenas intenciones, es cierto, tenemos problemas económicos que han estado siempre. Es que hoy día queremos comprar más cosas, aunque ya tengamos las de antes.
Tampoco el clima nos acompaña, no mencionaré las catástrofes del Norte o las conocidas en el Sur. Pero hace mucho frío y esto no ayuda a activar lo que deseamos. Qué pasará cuando llueva, inundaciones sabidas. Desaparecieron el San Isidro labrador y el que salga el sol, que por suerte no nos abandona. No tenemos idea cómo colaboramos al calentamiento global. Inocentes, estamos convencidos que no nos afectará.
No se trata de ser pesimistas; por el lado opuesto somos unos optimistas disfrazados. Para decirlo o para serlo. Claro, la edad obliga a ser más que prudentes para que no se nos arrugue lo que llamamos alma. No es fácil, pero siempre ha sido difícil vivir y sin consuelos de la vida eterna que dicen nos espera. En lo que no creo.
Se nos vino abaja el mentado Papa Francisco poco menos que bailando la cueca chuquisaqueña con el Evo, por más que ahora trate de arreglarla. Lo perdimos. El problema deriva que inventamos las fronteras en vez de ser los Pueblos Unidos de Sudamérica.
Es consecuencia de ser pueblos invadidos por España y Portugal que tuvimos que espantarlos inventado los héroes que haya lugar. Y estos pueblitos no formaron un real Estado sino que todavía nos agarramos por una cumbre, una costa, un río o cualquier loma que por geografía nos separe. Así divididos fuimos re-colonizados por los gringos y los yanquis. Ahora vienen los chinos a practicar las mismas artes de dependencia con el ardid que nos tienden ferrocarriles o canales.
¿No los podemos hacer nosotros mismos? No, porque somos pobres, no tenemos capital ni conocimientos. No entregamos el sub-desarrollo, se quedó aquí impidiendo el florecer del conocimiento. Entregamos las materias primas, sin refinar como el cobre y el hierro.
¿Cuándo empezaremos a surgir? Muy difícil ahora en este país que era católico con hartos santos y sólo un Cardenal Silva. Hoy no le vamos a celebrar las tropelías del clero con nuestras niñas y niños. Ni vamos a seguir al italiano Ezzati que echa el bofe por consolarnos. ¿Y seguiremos dejándolo hablar como si no nos diéramos cuenta que se opone a cuanta medida que un país republicano busca con prudencia para vivir mejor?
No, yo no lo escucho, es asunto mío. ¿Pero lo vamos a dejar predicar el día del Te Deum?Porque no nos dimos cuenta que en el 18 de septiembre donde celebramos la Primera Junta Nacional de Gobierno se nos impuso una celebración católica en vez de honrar un acto histórico poco trascendente, que tuvimos que volver a empezar con guerras anti-hispánicas. El Te Deum fue una imposición que se superpone a celebrar la independencia nacional, desde temprano.
Entonces, vamos a permitir que Ezzati vuelva a predicar el 18. Seamos serios. El así llamado pastor de los católicos no puede ni debe, con todas las tropelías de su Iglesia, volver a predicar ese día.
Sería mejor que el discurso en la Catedral lo hagan otros pastores de otras creencias en conjunto y no darle crédito a un hombre que no es querido por los chilenos. O por último, que algún otro sacerdote chileno que sea respetado por los católicos de Chile exprese una oración humilde.