Como un ciudadano más de este país, no puedo dejar de manifestar mi mayor indignación por los hechos de violencia con los que terminan todas las legítimas manifestaciones públicas.
Es una realidad que nos viene golpeando desde hace años, pero no pasa nada, absolutamente nada. Al parecer es un tema que políticamente no se aborda como corresponde y creo que ello ocurre por simple y clara cobardía.
Cobardía de parte de quienes convocan. En efecto ellos no son responsables directos de los actos pero sí lo son de forma indirecta. No pueden señalar que no tienen responsabilidad alguna porque es tarea de las fuerzas de carabineros por estar en la vía pública. Es cierto en alguna medida. Pero quienes reclaman derechos tienen también que asumir los deberes.
Primero, a su vista y paciencia tratan de pasar los límites del área acordada con las autoridades. Ellos lo están viendo y por lo mismo tienen toda la obligación de poner las cosas en su lugar, pero prefieren mirar para el lado. Lo mismo hacen cuando comienzan los desmanes.
¿Porque no intervienen los dirigentes con la misma fuerza con la que levantan sus banderas de lucha? ¿Por qué no se organizan para enfrentar o aislar al lumpen que termina desvirtuando toda su manifestación? También se mira para el lado y se ataca a Carabineros, por la manera cómo actúan, como si ellos hubiesen generado las condiciones o iniciado este enfrentamiento.
¿Quién le responde a los dueños de locales comerciales que son destruidos o saqueados? ¿A la gente que trabaja o vive en el entorno? ¿Quién responde a los miles de ciudadanos que no pueden llegar a sus casas o al trabajo a la hora que corresponde? ¿A los niños afectados en los jardines infantiles? ¿A las personas de tercera edad que se ven significativamente afectados con las lacrimógenas?
Cobardía del Gobierno. Que no es capaz de poner las cosas en su lugar. Tiene la responsabilidad de velar por los derechos de todos y en definitiva deja que los de unos pasen a llevar los del resto.Discúlpenme pero los derechos son para todos y no solo para algunos.Profitamos de la palabra discriminación y aquí se está discriminando a favor de una minoría en contra de la gran mayoría de la población que no quiere y no merece vivir esta violencia.
Tiene en sus manos la posibilidad de autorizar o no estas marchas. Con un gran descriterio aprueban marchas nocturnas, cosa que todo el mundo sabe que con ello se está amparando para que actúen estos delincuentes que cobardemente no son capaces de dar la cara.
Por otra parte hay marchas no autorizadas que lamentablemente no se disuelven antes de partir. ¿Qué pasa en este caso con la planificación policial? ¿Están atados de manos para intervenir cuando se sabe que están frente a una ilegalidad? Me imagino que la policía tiene personal suficientemente capacitado para establecer distintas estrategias de acción, envolventes y efectivas para capturar a estos antisociales
Cobardía de otros organismos del Estado. Parece sorprendente que a vista y paciencia de todos haya personas que tiren bombas molotov a destajo, sean tomados por cámara de los canales de televisión, lo vemos todos en los noticieros en nuestras casas y al final pasa poco o nada. ¿Los organismos policiales y el ministerio público dónde están?
No es posible seguir sosteniendo esta situación. Más allá de las justificaciones sociopolíticas que se puedan hacer al considerar que responden así a causa de la violencia que la sociedad les ejerce a ellos. No podemos negar que hay algo de eso en la desigualdad y la injusticia.
Sin embargo, los damnificados son otros que sufren la misma violencia y que se levantan todos los días con esfuerzo para atender a las necesidades de su familia. En ningún caso son los que podrían ejercerla. ¿O algún desubicado podría pensar que el responsable de esta violencia de la sociedad es el dueño del Kiosco que destruyen cada evento, o los dependientes de la farmacia o los locales comerciales, o las personas de tercera edad que se ven afectadas o la gente que no puede llegar a su casa para atender a su familia?
Creo que hay una tremenda cobardía para decir las verdades por su nombre. Nunca tendremos una sociedad perfecta, porque no existe. Nunca tendremos instituciones y personas perfectas porque no hay en el mundo. Tenemos que asumir la realidad del diálogo, el debate de ideas, la discusión política y con esfuerzo y dedicación construir todos unidos una sociedad más justa.
Hay cobardía para señalarles a los manifestantes que valoramos y respetamos sus legítimas opiniones, pero por más que griten y reclamen y por muchos que sean, no pueden arrogarse la representación de la mayoría. Existe instituciones, buenas o regulares, pero son las que nos hemos dado para vivir en paz y en democracia.
Podrán existir otras, podrán generarse nuevas institucionalidades, pero ello con la aprobación de todos los chilenos y no solo de quienes se manifiestan públicamente. Si quieren lograr cambios háganse también presentes en las urnas, de lo contrario, con su silencio, el que calla otorga, y no tienen ningún derecho después a reclamar. Esa es también otra forma de cobardía.
Señalé que no existen instituciones perfectas. Por lo mismo, Carabineros no es perfecto y por lo tanto comete errores, como lo ocurrido con Rodrigo Avilés. Es cierto que su profesionalismo debe asegurar y resguardar el adecuado uso de la fuerza. Sin embargo por más que se hagan protocolos, los errores son propio de nuestra naturaleza y debemos cuidar no ahogar a esta institución quitándole su base de sustentación.
Hay funcionarios públicos que cometen errores a diario con una mala atención, con realizar procedimientos equivocados. Carabineros en esta lucha absurda en las calles está puesto en una situación que con mayor facilidad puede inducirse a errores. Por un momento coloquémonos en el lugar de ese miembro de Fuerzas Especiales.Hay muchos que tiran piedras y molotov, pero después con cobardía lloran y reclaman cuando son detenidos.
Estamos conscientes que hay mucho que cambiar para lograr una sociedad más justa y más equitativa para todos. Sin embargo por este camino no lo lograremos. La violencia solo genera más violencia. Eso ya lo conocimos y lo hemos experimentado como país.
Es también urgente de reflexionar, es que después de la vuelta a la democracia, hemos construido una sociedad que se juega noble y justamente por los derechos, pero también por cobardía hemos olvidado dramáticamente los deberes y estas son sus consecuencias.