Con motivos de las diversas catástrofes naturales y provocadas que han sucedido en el país sólo en este verano: incendios en las Regiones de Valparaíso y la Araucanía, erupción volcánica del Villarrica y las recientes lluvias e inundaciones en el norte, cabe tener presente que los niños y niñas lo están pasando mal. Súbitamente sus entornos naturales, sociales, familiares y sus rutinas diarias, se han visto afectados por todos estos lamentables hechos, ocasionando pérdidas, temores e inseguridades.
En los sucesos del norte, han muerto niños o algunos de sus familiares más queridos; otros han perdido sus casas, escuelas, jardines infantiles y lugares de juego como plazas o canchas comunitarias. En lo más cotidiano se han dañado o perdido sus camas, mochilas, útiles y juguetes, pero por sobre todo, los recuerdos de lo vivido vuelven a ellos y les hacen recordar momentos terribles, ya que los medios de comunicación reiteran una y otra vez lo mismo.
Es extraño que los medios de comunicación hasta el momento, no hayan abordado mayormente qué les pasa a los niños con estos acontecimientos. En especial a los más pequeños. Si bien es cierto que JUNJI e Integra tienen a sus funcionarios tratando de solucionar los problemas en los jardines infantiles dañados o perdidos, el tema va más allá de lo que se puede realizar institucionalmente.
Las familias están afectadas y hay mucho que hacer: limpiar, arreglar, instalar, etc.Por tanto, hay poco tiempo para “estar” con los niños que necesitan recibir manifiestamente “regaloneos” y otras expresiones del intenso amor que se tiene por ellos. Conjuntamente, los pequeños necesitan comunicar sus temores, ya sea hablando o dibujando, jugar con los adultos, con otros niños y con algunos juguetes simples (muñecas, peluches, pelotas).Actividades que les permitan proyectar sus temores y/o dar lugar a sus necesidades de movimiento.
Por lo mismo es necesario que las instituciones vinculadas al tema como, universidades, colegios, empresas de juguetes y de útiles básicos, como también profesionales, jóvenes, estudiantes que quieran ayudar a sus padres y jugar con los niños, hagan lo suyo.
Lo he dicho reiteradamente en estas columnas, los niños y niñas son nuestro presente y futuro. Debemos cuidar de ellos, en especial, en momentos difíciles. Por ello, entre todos amémoslos mucho, comuniquémoselos y juguemos con ellos. Esto no implica mayores costos, sólo algo de tiempo e intención, lo que podemos hacer.