Se va el año 2014 y debemos hacer un balance de lo bueno y lo malo. Para todos aquellos que luchamos por la inclusión y la tolerancia, en todas sus formas, este fue un año negro.
Este año nos han sorprendido los fundamentalistas como Al Qaeda, el Estado Islámico, Boko Haram y otros, nos sorprenden con sus prácticas de persecuciones religiosas, matanzas, asesinatos, decapitaciones, crímenes y torturas, hechos que nosotros no podemos seguir permitiendo. Sólo se ha recalcado lo ocurrido en más de 50 días de conflicto en Medi Oriente.
En esta especie de renovación de intenciones y deseos que es el Año Nuevo, deseáramos no enfrentar NUNCA MÁS situaciones tan violentas como éstas. Y no sólo quisiéramos dejar atrás la tremenda herida de Medio Oriente, también que México deje de sangrar, que Colombia respire paz, que Venezuela encuentre acuerdos, y así, una larga lista de tareas pendientes que sería bueno resolver de una vez y no heredar un mundo lleno de rabia y donde otras generaciones -lejanas a esta parte de la historia- tengan que hacerse cargo de este capítulo triste.
Hoy tenemos una nueva oportunidad. La invitación es a unirnos y trabajar no sólo para luchar contra el antisemitismo, sino que para construir y aportar juntos a nuestra sociedad, porque una de nuestras fortalezas es precisamente la diversidad, el diálogo, la discusión, el entendimiento, y el respeto mutuo por sobre todo.
Tal como lo hicieron los primeros inmigrantes que llegaron a nuestro país, también nosotros nos ponemos a disposición para el intercambio de ideas, de buenas prácticas, y de trabajo en conjunto para hacer de nuestro Chile un lugar más pluralista, más inclusivo e igualitario, donde se respete y valore la diversidad, para que con este enfoque construyamos un país más justo, solidario, y con más oportunidades para todos los chilenos. Ese es el único camino para vivir en paz.
Feliz Año 2015