16 ene 2014

La miseria moral y la mediocridad

“Y la miseria moral que nos atenaza es una terrible realidad que comienza a dar rasgos inhumanos.Vivimos deslumbrados por la apoteosis de la mediocridad. Nunca ha sido tan brillante ni ha gozado de tanto éxito”. (Alberto Corazón, pintor y diseñador gráfico español)

Miseria moral hay en la quema de camiones, casas y de una retroexcavadora en la zona casi de guerrilla irregular no urbana en la Araucanía.

Miseria moral hay en el asesinato y quema de un comunero mapuche.

Miseria moral hay en las brechas monstruosas entre los poderosos y sus recursos económicos, con los débiles, los más pobres y excluidos. Esta realidad exacerba la violencia que termina por volverse estructural.

En las grandes brechas entre la riqueza estructural y la pobreza estructural, germinan ideologías que impulsan el origen de la violencia estructural como cuna del delito, ya sea en el mundo de la pobreza o en el de la misma riqueza. A mayor brecha, mayor violencia.

Mediocridad hay en el abordaje y manejo global del problema del crecimiento exponencial de la violencia en la zona de la Araucanía.

Hoy de forma similar a la prevención y gestión del riesgo en la seguridad laboral, debiera prevenirse y gestionarse el riesgo ético junto con el de la violencia debida al activismo ciudadano popular y/o étnico.

Mediocridad hay en la construcción del puente CauCau.

Mediocridad hay en la presentación de la educación sólo como un bien de consumo o un derecho, sin contemplar la necesaria calidad e igualdad de oportunidad para todos, y especialmente para los más vulnerables y de mayor riesgo.

Mediocridad hay en el necesario impulso al AVP, sin la adecuada reflexión crítica, sobre el impacto en el futuro de la familia.

Mediocridad hay en la catástrofe del Registro Civil. Se dejó de pensar en las personas usuarias durante la gestión de la transformación de la plataforma computacional y la modernización de los productos. Nadie pensó en el “cliente” como razón de ser de cualquier servicio. Su imagen pública de excelencia cinco años atrás, hoy parece ser miserable.

Miseria moral hay en la mantención de las terribles diferencias económicas entre los que dirigen una empresa, y el último de sus empleados. Propongo que se cree el pago de un bono por crear desigualdad, pero que se transe en el mercado y sea sustentable con huella de carbono.

Mediocridad hay en los intentos de solucionar la realidad de la pobreza con acciones sólo asistenciales técnico instrumentales, o en políticas que sólo estimulan el “emprendimiento” personal, sin considerar a las personas, la familia y la propia comunidad como los verdaderos motores de su propio cambio, de acuerdo a su realidad sociocultural histórica.

Mediocridad y algo de miseria moral hay en el problema de los trabajadores portuarios.

Mediocridad y miseria moral hay en la no solución del asesinato de Jorge Matute Johns.

Parece que la miseria moral y la mediocridad, a veces sí se hermanan en su capacidad de deshumanización.

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