Ser vulnerable, según nuestra cultura machista, es malo. Expresar y mostrar nuestros sentimientos es negativo, desconsiderado, demuestra debilidad e inferioridad. No sirve. Esto es lo que nos enseñan y nosotros lo implementamos en nuestras vidas. Y poco a poco nos vamos dando cuenta que somos rehenes de nuestras emociones no expresadas.
Nunca decimos lo que en realidad queremos decir o cuando lo hacemos no sabemos la manera adecuada de expresar nuestras emociones sin ser agresivos o pasivo-agresivos. Esto solamente refuerza nuestra idea de que es mejor no decir nada. Me guardo todo lo que siento y hago como que no existe. Quizás así deje de existir.
Claro, todos sabemos que esto no sucede. Los problemas no desaparecen por arte de magia.Las emociones no se manejan solas. Al contrario, con el tiempo todo empeora hasta el punto que explotamos y perdemos el control.
Los psicólogos, psiquiatras y profesionales de la salud mental han demostrado a través de numerosos estudios que los seres humanos venimos al mundo para conectarnos con otras personas y así para cumplir nuestro propósito en la vida. Hay algo innato en nosotros que busca relacionarse con los demás. Es aquí donde las emociones juegan un papel tan importante.
Según Brené Brown, doctorada en trabajo social y autora de varios best-seller sobre el tema de la vulnerabilidad, las personas que logran verdaderas conexiones son quienes se sienten merecedoras del amor y valor de otros. Estas personas no viven dudando o preguntándose ¿seré lo suficiente buena o bueno?
Al contrario, estas personas tienen algunas características en común que los diferencia del resto.Brown pudo aislar estas características en sus entrevistas y estudios y se dio cuenta que estas personas tenían el coraje para ser imperfectas, eran compasivas consigo mismas lo que llevaba a que fueran compasivas con los demás y finalmente eran personas que tenían conexiones gracias a su autenticidad.
La cualidad más importante que los llevaba a lograr este tipo de conexiones era la vulnerabilidad.
Ellos no veían a la vulnerabilidad como algo cómodo pero tampoco terrible, sino como algo necesario. Pero Brown no se queda ahí y busca llegar al fondo del tema de la vulnerabilidad.
Ella explica que el problema de nuestra sociedad es que queremos bloquear los sentimientos negativos (dolor, vergüenza, miedo, etc.) y todos lo hacemos de distintas formas. Algunos salen a tomar, otros comen o se endeudan comprando todo lo que se les cruza por el camino. Cada persona conoce su manera de bloquear lo que no quiere sentir. El problema de las emociones es que no podemos bloquear lo malo sin también bloquear lo bueno.
Por lo tanto, te invito a que reflexiones sobre la vulnerabilidad y la manera en que puede cambiar tus relaciones. Deja que la gente te vea tal y como eres, no guardes parte de ti ni pongas barreras que te alejen de los demás. Muéstrate. Atrévete a querer y amar sabiendo que no hay garantías, consciente de que corres un riesgo.
Sé que es difícil, no soy un experto ni siempre lo logro, pero lo intento. Lo hago porque incluso en los momentos de mayor tristeza y desolación puedo descansar sabiendo que estoy siendo fiel a mí mismo. Al final del día, vivir bloqueados nos aleja de disfrutar de la vida.