En Chile el tema de la sexualidad sigue siendo un tabú.Es probable que esto responda a aspectos culturales, sociales y religiosos.Por muchos años la iglesia le ha enseñado a la gente que la sexualidad es mala y que Dios es un Dios que nos castigará por nuestros pecados. Sin embargo, ninguno de los dos argumentos son verdaderos.
La sexualidad es parte de nuestra vida desde nuestro nacimiento.Y es debido a ideas preconcebidas y a la desinformación que la gente termina creyendo cosas que nunca han sido verídicas.
Por ejemplo, todavía hay quienes piensan que la masturbación puede causar ceguera o que el placer sexual es un pecado.Otros creen que al usar más de dos condones tienen más probabilidades de evitar un embarazo no planificado.Lamentablemente esto tampoco es cierto.
Así como los ejemplos anteriores hay otros más. El tema de la sexualidad abarca muchas áreas: desde las relaciones de pareja, las disfunciones sexuales, los derechos sexuales, la prevención de enfermedades de transmisión sexual hasta el acceso a tratamientos médicos.
Es necesario que podamos hablar de estos temas de manera seria y con la información correcta.
Lo primero que debemos hacer es informarnos. Por algo existen expertos en el tema, como lo son los médicos que se especializan en sexualidad. Además, hay muchos libros especializados y serios que hablan sobre el asunto de manera clara.
Por otro lado, es importante empezar a cambiar la manera en que vemos la sexualidad. No debería ser algo prohibido de lo que no se habla. Tampoco debe ser algo que sea bien visto para los hombres y para las mujeres no.Por años se nos ha fomentado, a los hombres, el tener muchas parejas.Pero si una mujer tiene muchas parejas o hace alarde de su vida sexual, entonces pasa a ser una mujer de la calle, por no decir otra cosa.Debemos tratarnos con igualdad cuando se habla de sexualidad.
No estoy diciendo que debamos ser promiscuos.El tener muchas o pocas parejas es cosa de cada persona. Solo digo que lo que es socialmente aceptado para el hombre también debe serlo para la mujer. De ahí a que esté de acuerdo con ciertas conductas, no viene al caso.
Todos tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones y ser jueces de nuestra vida. Lo importante es poder vivir una sexualidad responsable, sin vergüenza y miedos.
Y la única forma de hacer esto es aprendiendo sobre el tema, aclarando nuestras dudas y dejando de creer en todo lo que uno escucha por ahí.